Dicho lugar se revela entre nosotros, no
pertenece a ninguno y, al mismo tiempo es de todos. No queda nada de
nuestro ego allí. Descubrimos una dimensión superior en la conexión entre nosotros.
El ego está en el exterior y nosotros nos reunimos en el interior así, en el centro habrá un espacio vacío
que no existía antes. No hay tal cosa como un espacio vacío, pero aquí
es creado y sentimos que no hay nada, ni siquiera el Creador.
Hemos creado esa área haciendo al ego a
un lado y, nuestra pasión por ser incorporados uno en otro está
vinculada a una intención pura, en nuestra resistencia a favorecer al
ego. Por lo tanto, este lugar se vacía y pertenece a otra dimensión.
El espacio en el que estamos pertenece
al nivel animado y la zona de vacío es el lugar para la formación del
hombre. Aquí es donde se revela el Creador: en los primeros diez Sefirot, que somos nosotros, los que estamos incluidos en esta conexión.
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