En la Carta # 38 del libro Frutos de la Sabiduría, Baal HaSulam escribe a su hijo y su estudiante más importante, Baruj Ashlag (Rabash) que una persona no puede rendirse y detenerse a la mitad del sendero espiritual. Hasta que la persona llega a la meta, necesita esforzarse constantemente para vencer obstáculos cada vez mayores. No puede uno confiar en las victorias pasadas. Por el contrario, todo lo que alcanzaste ayer se convierte en un nuevo deseo hoy, que te empuja aún más hacia la meta. Por consiguiente, las cosas que recibiste ayer no pueden curar tus heridas y dejarte reposar. Hasta que una persona alcanza la corrección final, debe ser cuidadosa de que su deseo de alcanzar la meta crezca a cada instante. Todo lo que alcanzas de inmediato desaparece. La persona se queda “desnuda” y es así que tiene que avanzar. Obviamente Rabash realizó una tarea enorme al estar cerca de su padre, constantemente a su lado y participando en todas las lecciones. Él fue muy leal a su padre y siempre estaba de su parte cuando surgían problemas familiares entre los parientes de Baal HaSulam. Algunos de ellos se oponían al estudio de la Cabalá porque les apartaba de la comunidad religiosa. Rabash fue un estudiante sobresaliente y alcanzó la revelación espiritual. No podemos hablar sobre la altura a la que se elevó; él es demasiado grande para que nosotros podamos medirlo. Sólo podemos suponer su grandeza y su gran corazón basándonos en las explicaciones que dio acerca de nuestros estados y la necesidad de unión. Aún no nos damos cuenta de cuán profundos son sus artículos y cuán vital es su consejo práctico. Es por esto que debemos estudiarlos todo el tiempo. Cuando trabajamos en los artículos, lo más importante es:
1) hacer un resumen conciso de cada artículo
2) sacar conclusiones del resumen. Si no hacemos este trabajo, no estamos estudiando sus artículos verdaderamente
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