He aquí una sencilla intención que hay que tener durante la lectura del Libro del Zohar:
1. Me conecto con cada letra, cada palabra, e ingresan en mi como una perfusión médica que se administra gota a gota y que yo percibo como “el elixir de la vida”. Voy de una palabra a la otra, sin saber lo que se oculta detrás de ellas. Sin embargo, estoy convencido que palabra tras palabra, como una gota tras otra, este “elixir de la vida” gradualmente se impregna dentro de mí.
2. Si logro aferrarme a este pensamiento todo el tiempo, entonces sin realmente indagar el texto, sino que por medio de él o dentro de él, me permito discernir al Creador y mi actitud hacia él. El texto es lo que le ocurre a una persona y la intención es la conexión de la persona con el Creador. Al principio nos aferramos a la intención y luego a través de ésta intentamos alcanzar al Creador, de Quien escuchamos y de Quien recibimos. El texto es el estado de mis deseos que quiero alcanzar. Si una persona también puede imaginar que ahora mismo quiere escuchar el texto del Zohar de la boca del Creador, que el Creador le transmita este conocimiento, hablándole acerca de sus propios estados elevados, entonces este es uno de los mejores medios para conectarse con el Creador. Este se llama, “Escuchar o estudiar la Torá de la boca del Creador.
3. Si intentamos unir nuestras intenciones al leer El Zohar, entonces, en lo profundo, dentro de nuestros esfuerzos conjuntos, sentiremos que El Zohar habla precisamente acerca de esto. La Torá describe sólo cómo debemos unirnos, en qué grado, forma y manera. Por consiguiente, el texto del Libro del Zohar no está separado de la intención. No existe por sí mismo, sino que habla acerca de cómo realizar la intención.
1. Me conecto con cada letra, cada palabra, e ingresan en mi como una perfusión médica que se administra gota a gota y que yo percibo como “el elixir de la vida”. Voy de una palabra a la otra, sin saber lo que se oculta detrás de ellas. Sin embargo, estoy convencido que palabra tras palabra, como una gota tras otra, este “elixir de la vida” gradualmente se impregna dentro de mí.
2. Si logro aferrarme a este pensamiento todo el tiempo, entonces sin realmente indagar el texto, sino que por medio de él o dentro de él, me permito discernir al Creador y mi actitud hacia él. El texto es lo que le ocurre a una persona y la intención es la conexión de la persona con el Creador. Al principio nos aferramos a la intención y luego a través de ésta intentamos alcanzar al Creador, de Quien escuchamos y de Quien recibimos. El texto es el estado de mis deseos que quiero alcanzar. Si una persona también puede imaginar que ahora mismo quiere escuchar el texto del Zohar de la boca del Creador, que el Creador le transmita este conocimiento, hablándole acerca de sus propios estados elevados, entonces este es uno de los mejores medios para conectarse con el Creador. Este se llama, “Escuchar o estudiar la Torá de la boca del Creador.
3. Si intentamos unir nuestras intenciones al leer El Zohar, entonces, en lo profundo, dentro de nuestros esfuerzos conjuntos, sentiremos que El Zohar habla precisamente acerca de esto. La Torá describe sólo cómo debemos unirnos, en qué grado, forma y manera. Por consiguiente, el texto del Libro del Zohar no está separado de la intención. No existe por sí mismo, sino que habla acerca de cómo realizar la intención.
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