Es esencial comprender que todo lo que leemos en el Zohar se lleva a cabo dentro de nuestra conexión. Dicha conexión produce (da a luz) al “espacio”, una nueva dimensión donde el Creador se revelará. De hecho, este espacio en sí mismo no existe pero si cada uno de nosotros con su punto en el corazón anhela la conexión con los demás, nuestros esfuerzos colectivos construirán este espacio, la red entre nosotros, para la revelación de la propiedad de otorgamiento: el Creador. Este espacio puede ser considerado como el grupo. La gente pregunta constantemente: “¿Dónde está la espiritualidad: arriba, abajo, o por algún lugar intermedio?” Existe una oración que dice así: “¿Dónde está el lugar de Su Grandeza?” En ningún lugar; no tiene un lugar. Usted tiene que construir este lugar a través de su relación con los demás. Juntos, ustedes están construyendo el espacio espiritual y dentro de él encontrarán al Creador.
Es más, el Creador mismo se considera como “el lugar” porque lo sentimos en el “lugar” que creamos para Él. El Creador existe más allá de cualquier espacio. Ustedes mismos tienen que construirlo: un deseo colectivo y corregido semejante al Creador en la propiedad de otorgamiento, donde el Creador se revelará. Él se revela sólo de esta manera, en la equivalencia de forma, es decir, en el lugar adecuado para Él, el cual es exactamente la propiedad de otorgamiento. Ninguna otra cosa es posible. Este lugar es el Templo, la Casa del Creador, el deseo de Maljut que ha adquirido la propiedad de Biná. Es por esto que se llama Beit HaMikdash, la Casa santificada. Maljut es la casa y la santidad es la propiedad de otorgamiento de Biná.
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