
Como resultado, las personas se dividen en dos categorías: algunos promueven la “misericordia”, deseando que todo sea “suficiente”, mientras que otras personas apoyan la categoría de la “verdad”, que dice que: “lo mío es mío y lo tuyo es tuyo”. ¿Cuál de las dos partes es la verdadera? La respuesta es: ninguna. Sin embargo, si cada persona se aferra a lo que le pertenece, entonces la sociedad se rompe en pedazos, si agregamos misericordia, entonces podemos de alguna manera suavizar la situación. Como resultado, las sociedades humanas a través de la historia se han diferenciado las unas de las otras por la correlación entre estos dos enfoques. La sociedad puede ser flexible o severa. En su forma pura, al capitalismo no le gusta juguetear: si tú te lo ganaste, recibes lo que es tuyo, pero si no te lo has ganado, entonces te puedes morir de hambre. Otros entienden que esta no es una solución porque la gente hambrienta vendrá y te robara, y quizás hasta te mataran. Entonces vale la pena darles algo “por misericordia”. Así es como se desarrolla la humanidad, pero esta no puede lograr nada por este camino. Es un hecho, la verdad es la porción de los fuertes, y la misericordia es la porción de los débiles, pero la justicia se encuentra en el medio como el fundamento de una balanza de manera que nuestros platillos podrían subir o bajar.
Así es como la sociedad se mantiene alejada de su propia destrucción, pero esto no nos acerca a la verdadera paz, a la conciliación y el complemento mutuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.