La corrección toma lugar de lo más simple a lo más complicado, pero la revelación, la percepción van de lo complicado a lo simple. ¿Cómo podamos unir estos dos opuestos?: Encontramos estas contrariedades en la persona, en sus deseos. Se despierta el deseo y uno realiza una acción: dirige y concentra su deseo de modo correcto, trabaja con él y dentro de él siente algunas consecuencias. En este caso nuestra naturaleza, nuestro deseo son los objetos de la investigación. Investigo lo que ocurre en mi deseo, dentro de mí ser. Y de acuerdo con los libros que se llaman “Torá” (de la palabra “Horaa”- “instrucción”) yo modifico mis deseos: los cambio, los uno, los analizo, hago la síntesis, los uno con otros deseos, me aparto de ellos o me acerco, etc.
Cuando leo los libros, que me hablan sobre diferentes metamorfosis que ocurren en mi deseo, entonces evoco una acción determinada que me influye. De este modo mi deseo pasa constantemente por diferentes cambios, adquiere nuevas formas adicionales. Junto con esto ninguna de las formas cambia. Ella se viste en unas formas más grandes y consecuentes hasta que adquiramos absolutamente todas las vestiduras sobre nuestro punto inicial en el corazón y logremos la corrección absoluta.
Cuando leo los libros, que me hablan sobre diferentes metamorfosis que ocurren en mi deseo, entonces evoco una acción determinada que me influye. De este modo mi deseo pasa constantemente por diferentes cambios, adquiere nuevas formas adicionales. Junto con esto ninguna de las formas cambia. Ella se viste en unas formas más grandes y consecuentes hasta que adquiramos absolutamente todas las vestiduras sobre nuestro punto inicial en el corazón y logremos la corrección absoluta.
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