Existen dos formas mediante las cuales la naturaleza nos hace avanzar: sin nuestro conocimiento o conscientemente, es decir mediante la Luz (La Torá) o mediante sufrimiento. La manera en que avanzamos sin saberlo es mediante el dolor. Dado que nuestra naturaleza es un deseo de recibir, avanzamos y nos desarrollamos gradualmente de un grado a otro bajo la influencia de una buena o mala sensación ¿Entonces qué sentimos como bueno o malo?
Fuimos creados por la Luz, que nos creo con un deseo de ser llenados. A través de nuestro proceso de desarrollo, gradualmente alcanzamos todo lo que está en la Luz, en el Creador, como bueno y todo lo que está en contraste a ello lo percibimos como malo. Este es un camino muy largo y por mucho tiempo, de acuerdo con nuestra naturaleza, todo nos parece lo opuesto. Pero mientras el poder del otorgamiento nos instruye, comenzamos a entender que nuestro egoísmo es malo y es responsable de todos nuestros fracasos y cuán bueno sería si estuviéramos en el atributo de otorgamiento, que puede elevarnos por encima de toda maldad. Este despertar nos llega gradualmente a cada uno y a toda la humanidad. Es a través del sufrimiento que aprendemos de los golpes que nos empujan desde atrás. Al mismo tiempo, se nos da la oportunidad de acelerar nuestro desarrollo por nuestra cuenta y de avanzar hacia el alcance del bien. El bien es sólo el otorgamiento y debemos hacer diferentes ejercicios y usar diferentes herramientas para desarrollar la sensación de reconocimiento del mal por nuestra cuenta, no como resultado de los golpes sino mediante el entorno. Para hacer eso debemos ser más sensibles al bien y al mal, al otorgamiento y la recepción, al amor de otros y al odio. Puedo prepararme incluso antes de que llegue el golpe, al trabajar con el entorno para comenzar a entender que el otorgamiento es bueno y la recepción es mala. Al fin y al cabo, así es la naturaleza. El Creador determinó la meta de la Creación: adhesión con el Creador, con Sus cualidades; es decir, “Así como Él es misericordioso tú también eres misericordioso”. Así que tenemos que asemejarnos a Sus atributos en todos nuestros atributos. Esto significa que tengo que transformarme y entender que mi naturaleza es malvada y que la naturaleza otorgante del Creador es buena. Los trucos y medios que uso para ver que el otorgamiento es bueno, son llamados “Mitzvot” (mandamientos), “El trabajo de Dios”. Trabajar con el entorno nos permite ver que el otorgamiento es bueno y el egoísmo malo. Es por eso que el alma fue fragmentada en muchas almas privadas y podemos, gracias a nuestro trabajo mutuo, alcanzar la conexión y el amor de otros, lo cual es bueno. A partir del amor de otros alcanzamos el amor del Creador. Es la expresión particular y general del mismo fenómeno. Todo el descenso de la parte más alta a la más baja, es decir toda la preparación que fue hecha para nosotros era necesaria para que fuéramos capaces de usarla y desarrollarnos independiente y conscientemente, de manera que eventualmente llegáramos a la meta.
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