
Baal HaSulam, “El amor por el Creador y el amor por los seres creados”: Pero nosotros aún no sabemos qué es el refinamiento. En cuanto a los criterios antes mencionados, sabemos que, “como un asno salvaje nace el hombre”. Y estamos completamente inmersos en la inmundicia y la bajeza de la auto recepción y del amor propio, sin ninguna chispa de amor por el compañeros y por el otorgamiento. En ese estado uno se encuentra en el punto más alejado de la raíz. Cuando uno crece y se educa a través de la Torá y las Mitzvot (preceptos), definidos sólo por el objetivo de llevar alegría al Hacedor y en absoluto al amor propio. La persona está en el entorno adecuado, en la atmósfera correcta, cerca del grupo, del maestro y de los libros cuando se le dice cuál es la esencia de su deseo, cómo llenarlo, en qué dirección, hacia qué situación y hacia qué meta ir. Entonces la persona crece y aprende. Uno llega al grado del otorgamiento del compañero. Uno llega a ese grado por medio del remedio natural en el estudio de la Cabalá con la intención altruista. En última instancia, nosotros estudiamos la sabiduría de la Cabalá con la correcta intención para alcanzar el otorgamiento mutuo y así ensamblar una vasija, de acuerdo con el principio de “un hombre con un corazón”. Todo lo que es llamado “Torá y mandamientos” sólo sirven para construir la vasija corregida. Es por esto que: “Ama a tu prójimo como a ti mismo es la gran regla de la Torá”. Esto se debe a que esto está destinado a hacer de nosotros una vasija general corregida. Entonces, ¿por qué necesitamos la unidad? Con el fin de otorgar al Creador y llevarle alegría. Esto significa que tenemos que desarrollar el sentimiento adecuado entre nosotros, desarrollar la actitud correcta hacia lo que llamamos “el Creador” para que Él sea muy cercano y querido para nosotros, para que realmente queramos traerle contento y sintamos placer en esto. El grupo puede transmitir esta actitud cálida a la persona. Por medio de esto la criatura se desarrolla en los grados de la sublimidad de arriba hasta que pierde cualquier forma de amor propio y de auto-recepción. En ese estado, cada atributo de uno es para otorgar o bien para recibir con el fin de otorgar. Nuestros sabios dijeron acerca de eso, “Los mandamientos fueron dados solamente para purificar las personas con ellos”. Las acciones que yo realizo para corregir mi naturaleza se llaman “mandamientos”. Su propósito es ayudarme a que me ate, como con cadenas, en todos mis 620 atributos, con todos aquellos que están fuera de mí. Gracias a esto puedo llegar a ser el que otorga y los conecta a todos en uno solo. Las acciones que me conectan con los demás son llamadas “248 mandamientos positivos” de Bina que pueden estar en todas partes. Entonces yo uso el deseo de los demás y mi deseo para llenarlos y estos ya son los “365 preceptos negativos”. Podemos decir que los mandamientos negativos pertenecen a Galgalta ve Eynaim. Hillel dijo: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”. En primer lugar yo me niego aún a realizar alguna acción porque no tengo el poder de otorgar. Entonces, paso a los mandamientos positivos que se pueden resumir en el principio de “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Estos ya son los mandamientos de AHP, las acciones hacia la conexión actual. Y entonces uno se une a una raíz de uno, como se nos dice, “y apegarse a Él”.
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