La criatura es el deseo creado por la Luz. Existe la fuente de la Luz superior, los filtros que se interponen en el camino hacia el deseo y que no permiten que esta Luz enorme, que viene del mundo del Infinito, llegue hasta nosotros. Esta Luz se vuelve gradualmente más tenue y al final sólo un leve resplandor nos llega. El sistema superior que controla el deseo se llama el sistema de los mundos. Este simplemente es un medio inanimado que restringe esa Luz de diferentes tipos. Este está hecho de tal manera que ya sabe cómo hacer que el deseo se adapte. Y el deseo es la materia prima. Pero el deseo se pule y adquiere formas diversas a través de una multitud de acciones que lleva a cabo bajo la dirección y orientación que proviene de Arriba. El deseo real es simplemente el deseo de disfrutar, de recibir llenado, que cambia y se desarrolla bajo la influencia de la Luz desde la fuente, el mundo del Infinito, la cual viene a través del sistema de los mundos. Por lo tanto, hay tres componentes: el mundo del Infinito, el sistema de sus ocultamientos (mundos) y el deseo de disfrutar que tiene que ser llevado a un estado similar al del mundo del Infinito.
La cualidad del otorgamiento absoluto rige en el mundo del Infinito. Por otro lado, la recepción absoluta rige en este mundo y estas dos cualidades son completamente opuestas. Nosotros aprendemos cómo el deseo de disfrutar adquiere la forma de otorgamiento. El deseo de disfrutar permanece, pero adquiere diferentes formas: En primer lugar, este aprende qué cosas puede disfrutar. Todas estas formas se incluyen dentro de él y entonces ellas se forman dentro del otorgamiento a partir de su percepción de las formas de disfrutar. No podemos hacerlo de otra manera debido a que inicialmente ni siquiera conocemos las formas de disfrute. Somos como un bebé que da su chupete a un adulto porque desea agradarlo. Él sólo conoce este placer y piensa que todos los demás también lo disfrutan. En otras palabras, en un principio se hace una impresión en este cuerpo animal, una forma, donde es posible disfrutar. Y entonces podemos cambiar hacia una dirección diferente esta acción de placer, es decir, en dirección hacia un ser humano. Y entonces esto se conocerá como “dar disfrute”, otorgar. Por ello, el sistema de los mundos debe inicialmente imprimir la forma de los placeres de esta arcilla, en esta masa, o tallarla sobre el mármol. Y entonces esta tiene que crear una oportunidad para convertir estas formas de placer individual en el otorgamiento y disfrutar de la capacidad de otorgar. La diferencia es que cuando la persona recibe para sí misma, se aísla de los demás y sólo percibe sus propios deseos y cualidades, como si existiera sola. Este estado se llama este mundo. Pero cuando la persona sale de sí misma y comienza a dar, no tiene a nadie para otorgarle, sino al Creador y empieza a percibirlo a Él. A medida que planea otorgarle al Creador, empieza a entender qué otorga, a quién otorga, el placer que ella le da al Creador y luego alcanza Su grado.

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