De
acuerdo a la sabiduría de la Cabalá, creamos una actitud especial hacia
nosotros, hacia la realidad, hacia la fuerza superior, la cual
descubrimos de acuerdo a la equivalencia de forma con ella. De acuerdo a
nuestra equivalencia, descubrimos cada vez más de los 125 grados, cada
uno de los cuales es un mundo nuevo por completo, dentro de éste, un
nuevo yo. Por otra parte, la actitud de la mayoría
de las personas hacia la realidad no cambia. La persona permanece en su
nivel y percibe una imagen fija del mundo a la que se ha ido
acostumbrando. En adición, está orgullosa de ello, se aferra a ello,
siente que tiene la razón, piensa que ella es mentalmente sana en
absoluto.
Nosotros constantemente estamos
cambiando; constantemente tenemos dudas, constantemente hacemos
preguntas. El próximo momento puede resultar ser opuesto al previo. Todo
nuestro camino está lleno de sorpresas similares que vienen del
interior. No es casualidad que se nos haya dicho,
“No creas en ti mismo hasta el día de tu muerte”. Si le dices esto a
alguien en el exterior, sonreirá de forma condescendiente, como si no
fueras de este mundo, como si no fueras humano en absoluto. Cuando lo
abordamos con nuestro mensaje, necesitamos entender su perspectiva, que
su percepción no cambia y por lo tanto, que está muy seguro de sí mismo. Pero llega el momento en que la persona
comienza a entrar en crisis. Entonces toda su percepción de la realidad
se fragmenta y ya no sabe dónde está, hace un momento su mundo era
completo, lo entendía, y era predecible. Sólo hace un momento sabía lo
que tenía que hacer y de pronto se siente como un pequeño niño
indefenso. Su imagen del mundo se ha hecho pedazos y ya no ve las
soluciones correctas; no entiende lo que está sucediendo, no está segura
de sí misma, se siente temerosa y aterrorizada: “¿Dónde está mi madre?
¿Dónde puedo ocultarme? ¿Qué puedo hacer?” Así se sienten las personas en la crisis
actual, cada vez más impotentes, dado que ya no tienen respuestas.
Alguna vez pudimos girar hacia cierta dirección, hicimos innovaciones,
tuvimos revoluciones, revoluciones sociales, revoluciones industriales, y
revoluciones culturales, en resumen nos quedaba claro qué había que
hacer. Siempre encontramos una tendencia y nos aferramos a ella y
estábamos seguros de tener la razón. Pero hoy eso no sucede a causa de la
bancarrota general en todos los aspectos de la vida. Es una bancarrota
total, global, exhaustiva. Lo principal es que las personas sencillas
comprenden claramente lo que está sucediendo. El mundo se cae a pedazos,
¿entonces qué me queda? Quedan tres cosas: fascismo, fanatismo, o
un ascenso, el cual ofrece la sabiduría de la Cabalá. Si juzgamos de
forma lógica, no hay otras opciones: educación, cultura, trabajo,
competencia, avance tecnológico, exploración del espacio, todo esto ya
no funciona, todo se cae a pedazos sin dejar nada en su lugar. Esto
significa que el hombre en sí debe cambiar ¿Pero cómo? El fascismo y el fanatismo ofrecen un
camino rígido y fundamental: Las personas deben creer en algo, estar
dedicadas y ser leales a ello. Insertaremos un cierto “hecho” en su
cabeza, el cual se convertirá en la nueva base de su vida y lo volverá
un fanático, o en realidad un “zombi”. Esto es lo que sucede por ejemplo
en el Oriente Medio, aquí ésta aparenta ser la salvación para las
personas. Cuando el mundo entero está colapsando, la persona está
dispuesta a elevar la bandera de su fe e incluso a morir por ella. Las
condiciones adecuadas del entorno favorecen tal cadena de eventos. Es lo mismo con respecto al fascismo:
“¡Somos los mejores! ¡Seguiremos nuestro camino y tendremos éxito sin
importar nada!” La persona aprende proclamas cortas que estrechan su
mente y le ayudan a sentirse internamente consolidada cuando todos los
otros principios racionales de nuestro mundo ya no funcionan. Esta es la
razón de la crisis. En general, la sabiduría de la Cabalá
les dice a las personas: “Tenemos que elevarnos de forma racional a un
nivel irracional”. Esto es difícil de entender, pero de una manera u
otra, es claro que luchamos contra este ego grande y “cerrado” que está
tratando de tirar de las personas y llevarlas hacia abajo, mientras que
nosotros tenemos que elevarlos. Aquí las cosas no dependen de la fuerza o
la debilidad de las personas. El fanatismo y el fascismo serán capaces
de cambiar la percepción de las personas al prometerles un refugio ante
los problemas que las golpean. Por lo tanto, tenemos que activar
nuestras fuerzas internas, la conexión mutua entre nosotros, con el fin
de atraer la Fuerza superior. Entonces a través de la red interna, ésta
se esparcirá en todo el mundo de manera que las personas sientan que hay
otro camino y lo sigan. Las fuerzas negativas aspiran a atraer a
la persona hacia el fanatismo, mientras que nosotros la abordamos de
forma diferente desde el interior, abriendo sus ojos. Esta es toda la
esencia de la lucha actual. Esta es exactamente la razón por la que los
Nazis fueron tan inflexibles con los judíos. Nosotros tendremos éxito,
sin duda.
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