Dr: Laitman El ego no se transfiere de nosotros a la humanidad.
En realidad se desarrolla de forma aguda, pero está en nosotros. Según
el grado en que tú aspires y anheles el amor de amigos, sientes que los
odias y que ellos te rechazan. Aquellos que no anhelan la espiritualidad
no sienten nada. Ellos sienten los impulsos ordinarios corporales
animales egoístas y nada más que eso. Si yo aspiro hacia el “más” (+) con los amigos
y alcanzo digamos el “más uno”, inmediatamente siento el “menos uno”.
Pero si estoy en el nivel cero, en el nivel inicial corporal, soy sólo
un animal. Esto significa que este es un ego ordinario corporal. El ego
espiritual es un asunto totalmente diferente; aparece sólo con el fin de
empujarme hacia una conexión incluso más fuerte con los amigos en el
grupo. Al principio todo parecía estar bien: “¡Vamos a conectarnos
chicos!” Rentamos un lugar, todos están ardiendo, todos están
trabajando. De pronto sentimos que ni siquiera podemos mirarnos entre
nosotros. Esto significa que ha iniciado un nivel espiritual negativo. Ahora es
el momento de elevarnos por encima de ello, de elevarnos al siguiente
nivel de “más dos”. Después aparece una vez más un “menos dos”. Así,
una y otra vez. Sin este zigzag no nos desarrollaríamos.
¿Puedes imaginar el ego que tienen las personas que se elevan, como los estudiantes de Rabí Shimon que escribieron que estaban listos para incendiarse el uno al otro?. Cuando
alcanzas ese nivel, esos atributos aparecen en ti. Entonces tenemos que
establecer un entorno. No serás capaz de alcanzar este nivel sin un grupo
fuerte que te apoye y te dirija. Éste te “sacude” cuando sea necesario,
para que despiertes y veas dónde estás; este te obliga a ti y a los
otros a llevar a cabo sus deberes en el grupo, te jala hacia la diseminación, te despiertan en la noche, etc. Es imposible avanzar sin ello. Al
principio aparece un pequeño ego en el grupo. Pero si los amigos no se
dan cuenta, si no hay alguien que pueda ayudarlos, el grupo se
desintegra. Hay muchos grupos así. Escucho acerca de ello
ocasionalmente. Entonces, en realidad debemos estar felices de que aparezcan serias señales de avance. Este ya es un egoísmo espiritual.
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