Las
vasijas de otorgamiento que una vez fueron separadas, cayeron hacia las
vasijas de recepción y ahora se encuentranahí, bajo su control.
Este estado es llamado “exilio” es expresado en el hecho de que el
deseo de recibir está usando la cualidad de otorgamiento con el fin de
otorgar en aras de recibir. Esto
significa, que “exilio” es un concepto espiritual, que no es simple.
Llego a este en realidad, cuando sé que otorgo al Creador con el fin de
recibir placer de Él. Soy por completo una Klipá y esto es
decir que estoy en el exilio, en un nivel espiritual muy elevado de una
conexión con el Creador contaminada. Existen sólo dos fuerzas: recibir y
otorgar. Yo, la fuerza de recepción, recibí la fuerza de
otorgamiento, la sostengo y la uso para mi propio placer. Hoy, sin
embargo, no siento que estoy en exilio; al contrario, me identifico con
el deseo de recibir. Si me identificara con el deseo de otorgar,
entonces diría que estoy en exilio, bajo el control del Faraón, es decir
del ego. Cada vez que quisiera otorgar, de pronto sentiría que actúo
con el fin de recibir.
Podemos dividir el exilio de Egipto en fases, de acuerdo a la sensación de exilio. Baal HaSulam escribe acerca de esto en su carta 14: el asunto es que la medida en que el pueblo de Israel pensaba que
Egipto los esclavizaba y distraía del su trabajo para el Creador y en
la misma medida realmente estaban en el exilio egipcio. Todo
depende del “usuario”, del que recibe, del que siente. Por ejemplo,
cuando Moisés mató al egipcio, los judíos lo denunciaron. Ellos no
sentían que estaban en exilio, sino al contrario, es Moisés y no el
Faraón haciendo que sus vidas sean difíciles. Entonces cuando sucedió la ruptura, las vasijas de otorgamiento, o las almas de Israel que son llamadas YasherKel,
es decir la intención de otorgar, cayeron hacia las vasijas de
recepción, hacia la intención de recibir. Pero esto por sí mismo no
significa nada. Necesitamos clarificación, los resultados a partir de
los cuales seremos capaces de identificarnos ya sea con las vasijas de
recepción o las vasijas de otorgamiento. Si en Egipto, me identifico con
las vasijas de recepción, estoy floreciendo, como el Faraón, que está
construyendo hermosas ciudades, Pitón y Ramses, para él. Desde el
otro lado, para el que quiere llegar al otorgamiento, esas son ciudades
pobres, ciudades de peligro: “¿Tal vez no seamos capaces de salir del
control del ego, del control del Faraón?”. Por lo tanto, debemos entender dónde estamos. El que tiene un punto en el corazón,
el que ya anhela por la sabiduría de la Cabalá, por la revelación del
Creador, él necesita siempre hacer una revisión de sí mismo: “¿Qué
prevalece en mí ahora, el deseo de recibir o el deseo de otorgar? Si
resulta que es el deseo de recibir, entonces soy un trabajador del
Faraón; si es el deseo de otorgar, entonces soy “Israel en el exilio”. Este es el
primer discernimiento, entonces a partir de este, si uno lo desarrolla,
uno finalmente existe en el exilio. Como escribe Rabash en Shlavey HaSulam (Los peldaños de la escalera) (1985/1986), Arículo 6: Se encuentra, que exilio es el estado del Kli, redención es la Luz y el otorgamiento. Precisamente desde el interior de los problemas, cuando sentimos que
estamos bajo este control, que la nueva vasija comienza a formarse, con
la cual uno existe en el exilio. No hay vasijas predispuestas;las
“vasijas” son los nuevos discernimientos a los que damos a luz a partir
del trabajo en Egipto, en el exilio, las cuatro fases, la cuales
eventualmente crean un deseo completo, que entonces siente que se
convierte en redención para nosotros. ¿Qué es el
escape de Egipto en realidad? ¿De quién estás huyendo? ¿Del deseo de
recibir? No, este permanece así como el deseo de otorgar permanece
¿Entonces porqué el Faraón se invierte? En la
primera etapa, el grupo de Abraham sale de Babilonia, es decir, del
deseo de tomar ventaja del Creador por su propio bien. En otras
palabras, las vasijas de otorgamiento hicieron una “restricción” en su
deseo de recibir, el cual por el momento no podía ser corregido, y se
separaron de este. Más tarde, este deseo creció- Isaac apareció, quien
representa la “línea izquierda” y se separó de Esaú. Cada vez es
añadido más deseo de recibir a nosotros, hacemos clarificaciones y nos
desconectamos de este, dejándolo para el futuro, hasta que seamos
capaces de trabajar con este.
Sólo añadimos a nosotros mismos, a la intención de otorgar, las vasijas que somos capaces de corregir. Entonces
el “Faraón” es un deseo muy grande de recibir que vino tras que el
pueblo de Israel se preparó para la nueva etapa. Primero completaron el
próximo grado en el deseo de recibir llamado “Jacob”. Después la
necesidad de continuar creciendo fue creada, eso es llamado “hambruna en
la tierra” y ellos descendieron a Egipto. En un
principio, el Faraón era bueno y su vida en el nuevo lugar era buena.
Sintieron que la adición del deseo de recibir no distraía al deseo de
otorgar. Entonces al principio, se las arreglaron bien en
Egipto-controlaban su deseo de recibir. Entonces este aún no era el
exilio, sino “siete años de abundancia”. Más
tarde, cuando los hijos de Israel se conectaron con la nueva vasija, se
convirtió en los “siete años de hambruna”. El deseo de recibir continuó
creciendo y en cierto punto, no soy capaz de hacer nada con este.
Lentamente “me devora” y me pone dentro del deseo de otorgar con el fin
de recibir. El Faraón toma cada vez más a los hijos de Israel y ellos
no tienen ningún poder ante su control. Este deseo simplemente los
engulle, como un cocodrilo y no queda nada del otorgamiento, el
Faraón crece. Finalmente, desde dentro de la oscuridad total, el punto
en el corazón despierta en nosotros-Moisés que nos sacará de Egipto. Este es el
camino del deseo de recibir y son los discernimientos típicos de este.
Toda la historia se desarrolla dentro del deseo. Tras salir de la
esclavitud en Egipto, llegamos al “Monte Sinaí”, la montaña de odio (Sina). Este es el mismo Faraón, sólo que en una forma diferente. Más tarde, una y otra vez, enfrentamos un creciente egoísmo. Cada vez en una forma diferente y esto nos permite continuar haciendo correcciones.
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