Este tipo de cambio sucede en la persona sólo con la ayuda de la Luz
que Reforma. A grandes rasgos, puede dividirse en cuatro etapas:
- Nosotros no sentimos a nadie que esté por fuera de nosotros; ellos nos parecen “sin vida”. Viven en algún lugar cerca de nosotros, pero no tenemos nada en común con ellos. Nos comunicamos con ellos, los abrazamos, cantamos canciones con ellos, pero aun así los consideramos “marionetas” que existen a nuestro lado.
- Más tarde, según la medida del nivel de aflicción por el que pasamos, el cual es provocado por nuestra preocupación de no estar avanzando lo suficientemente bien, comenzamos a preocuparnos: “¿Qué me sucederá?” En este momento, continuamos sufriendo y aplicando esfuerzos, pero aun así no entendemos en qué formas conectarnos con los demás. Esto no “penetra” en nuestros oídos; son sólo hermosas palabras, que he escuchado muchas veces
La realidad, el proceso de aprendizaje,
todo lo que hacemos, se vuelve más y más importante para nosotros;
nuestra preocupación por las relaciones con nuestros amigos aún no es lo
bastante clara para nosotros. Aun no sentimos que nuestra conexión nos
lleve a algún lugar. Nos parece sólo una especie de “moral” e incluso
nos recuerda los mandamientos religiosos.
- Después, comenzamos a desdeñar todo lo que nuestros amigos hacen en el grupo: conexiones, bailes, cantos. No somos capaces de comportarnos de esta manera. Ante nuestros ojos, esto parece bastante frívolo; estamos de acuerdo en actuar de esta manera sólo porque crea una atmósfera buena, agradable, sabemos que tenemos que inspirar a nuestros amigos y permanecer juntos. Entonces, nos reunimos en comidas conjuntas con el fin de conectarnos un poco e incluso tal vez atraer hacia nosotros a nuevas personas. Esto es lo que pensamos.
- En este punto, reconocemos que sin importar lo que hagamos, nada nos funciona. Comenzamos a darnos cuenta que en este momento otras personas parecen más listas ante nuestros ojos. Comenzamos a pensar: “¿Cómo hacen eso?” Comenzamos a revaluar nuestra actitud y llegamos a la conclusión de que la unidad es importante.
Sin duda, ésta es el resultado del
impacto de la Luz en vez de una consecuencia de las actividades mutuas
entre los amigos. A pesar de ello, dado que aún seguimos participando en
actividades en conjunto, la Luz Circundante desciende a nosotros.
Nosotros comenzamos a considerar útiles nuestras actividades orientadas
hacia la unidad, pero aún pensamos que son puramente teóricas.
Continuamos hablando de ellas y continuamos leyendo y escuchando acerca
del trabajo de grupo con más atención que antes; previamente ni siquiera
prestábamos atención a los artículos que describen esas cosas.
Pensábamos que “El prefacio a la sabiduría de la Cabalá”, “El estudio de
las Diez Sefirot”, etc. eran dignos de leerse, pero el artículo “La
última generación” nos recordaba las ideas comunistas. Gradualmente, bajo la influencia de la
Luz Circundante, comenzamos a darnos cuenta de que tenemos que trabajar
en contra de nuestros egos y superarlos. Entonces, notamos que superar
nuestro egoísmo y conectarnos con nuestros amigos son en realidad lo
mismo; es imposible lograr esto de otra manera. Es factible sólo al
estar en el grupo y exclusivamente a través de la conexión con los
amigos. Anteriormente, nosotros nunca valoramos
las acciones externas y las desdeñamos hasta tal punto que deseábamos
que no existieran “¿Por qué tenemos que unirnos con otros?” “Ama a tu
amigo suena repulsivo. ¿Alguna vez has visto que suceda? ¿De qué estás
hablando? Me avergüenza que los libros de Cabalá hablen de cosas como
esas”. De pronto, notamos que el contenido
interno de nuestras acciones está totalmente orientado hacia la unidad,
hacia la fusión de nuestras partículas internas, en vez de estarlo hacia
los cuerpos físicos. Seguimos desdeñando nuestras conexiones físicas.
Eso no nos lleva a unir nuestros puntos en el corazón, continuamos
despreciando los “trucos” y “consignas” como: “¡Unámonos! ¡Sentémonos
juntos y hablemos!” Nosotros comenzamos a cambiar nuestra
actitud hacia la unidad. De pronto nos damos cuenta de que se trata de
conectar “los puntos en los corazones” con la ayuda de la Luz que
Reforma. Es por eso que tenemos que permanecer en el grupo. Esto es
diferente a pasar tiempo en el bar donde las personas se abrazan,
cantan y se sienten bien. Aquí, también nos sentamos juntos, podemos
beber algo y abrazarnos aun cuando nuestra intención no sea unir
nuestros cuerpos o algún ideal terrenal egoísta, sino tratar de acercar
nuestros puntos en los corazones y pedirle a la Luz que nos impacte a
nosotros, que conecte nuestros puntos. La Luz nos influye lo suficiente
según el grado de nuestros esfuerzos mutuos y el grado de nuestro deseo
por unirnos. Así es como avanzamos. Pasar por esas
etapas es esencial. Como resultado, nosotros estamos seguros de que
nuestra presencia en el grupo y las actividades de grupo son necesarias
para conectar los puntos en el corazón con la ayuda de la Luz. De este
punto en adelante, dejamos de desdeñar la unidad. Ya sabemos que la
realización espiritual se trata por completo de la unidad y nuestro
avance de ahí en adelante se vuelve más obvio para nosotros. Al mismo
tiempo, nosotros descubrimos una nueva dificultad en nuestro camino:
tenemos que averiguar la manera de separar nuestro “yo” del punto con el
que contribuimos a la unidad; debemos preocuparnos por darle más peso a
la “exterioridad” que a nuestro propio “yo”. Para eso, también
necesitamos la Luz. Sin embargo, esa es la siguiente etapa y también
consta de cuatro sub fases.
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