La Klipá es algo que me impide acercarme más al Creador. La reconozco como la fuerza que pone obstáculos frente a mí. En realidad, ¿qué puede impedirme?. Yo quiero disfrutar y esto significa
que todo tipo de placeres me lo impiden; ellos me distraen, me alejan de
la similitud con el Creador, me impiden avanzar hacia la unidad y el
otorgamiento. Estos son los placeres que son llamados “inmundos”. Así que, la Klipá es algo
extremadamente placentero. Digamos, a mí me gusta relajarme en casa más
que participar en la reunión de amigos. Es más placentero para mí no
pensar en el mundo y en la corrección, sino en lo que me pasará
personalmente. Me gusta más cuidar de mis hijos, que de los vecinos. Pero la verdadera Klipá es cuando
yo siento que avanzo hacia el Creador a lo largo de cierto camino y por
lo tanto le doy placer a Él, pero de repente encuentro que es más
placentero y cómodo desviarme hacia alguna parte, distraerme con algo.
Esto es la Klipá: Parece aferrarse a mi ropa y tirarme hacia atrás.
Nosotros no podemos entender todo esto
hasta que adquiramos la intención por encima del deseo, hasta que
salgamos del deseo y comencemos a actuar sobre la base de la intención. Actuar sobre la base de la intención significa aplicarle la restricción (Tzimtzum)
al deseo de recibir. Yo debo ser independiente de él y estar
completamente libre para elegir. En otras palabras, independientemente
del deseo, yo puedo decidir por mí mismo que trabajaré con él a fin de
recibir. Tengo la oportunidad de trabajar con el fin de otorgar, pero yo
decido lo contrario. Esto es lo que significa inmundo. Por el
contrario, si no tengo otra opción, no se me pide nada. Recibir con la
intención egoísta es la Klipá que corre a través de todos nuestros ascensos hasta el final de la corrección. Y nosotros siempre estamos obligados a tomar una decisión difícil, cómo actuar, ¿con el fin de recibir o de otorgar? Estamos hablando del trabajo con las
Luces y las vasijas del deseo egoísta, no sólo sobre el rechazo de los
“pequeños” placeres de este mundo. Yo estoy obligado a tomar una
decisión de alto nivel cuando empiezo a sentir que hay un rey, egoísta
por naturaleza. Esta es la cara inversa del Creador y creo que éste rey domina el mundo. Así debe ser y yo decido en estas condiciones. Además, la decisión sólo es posible
tomarla si me elevo por encima de la restricción, si soy independiente.
Allí es cuando yo decido disfrutar en aras de la recepción y esto se
convierte en una Klipá. En general, las fuerzas de inmundicia
impulsan enérgicamente a la persona hacia la meta. La despiertan de tal
manera que al igual que un alpinista, ella debe subir por encima de
estas, vencerlas y ascender hasta la cumbre al palacio del Rey. Y cada
movimiento suyo es una elevación por encima de la inmundicia. La Klipá es la esencia del material de la creación, el deseo
de recibir que tomó su forma egoísta y aparece ante nosotros de esta
manera. Por eso es imposible dar un paso adelante sin estar conectado
con la Klipá.
Pero, por supuesto, nosotros mismos no
nos conectamos con ella. Siempre debemos mantenernos en la línea
derecha, y entonces las fuerzas de la inmundicia llegan en el momento
oportuno y de la forma correcta.
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