El odio infundado; esto destruyó a los discípulos de Rabí Akiva. No hay
otro mal. Todo lo demás es malo desde el punto de vista de mi ego. Sólo
el odio infundado representa el mal que se resiste al bien: a amar a
los demás como nos amamos a nosotros mismos. Este es el único criterio
con que yo me mido a mí mismo y mido mi corrupción, Todos los otros
“vicios”, el Creador
no los considera como defectos. Estos no se consideran una buena causa
para apelar a Él. Él espera una auténtica súplica. Todo el sistema de
corrección ha sido diseñado para los Kelim rotos, o los deseos que son incapaces de unificarse.
Pregunta: Entonces, debemos sentir este mal constantemente y no endulzarlo u ocultarlo de nosotros mismos, ¿correcto?
Dr: Laitman De
los Salmos: “Yo reconozco mis transgresiones y mi pecado está siempre
delante de mí” (Salmo 51:3). De lo contrario, ¿qué le señalaré al
Creador? ¿Qué le exigiré que corrija? Esto realmente es muy simple. Yo
deseo participar en la vida del grupo,
me siento atraído hacia él y al mismo tiempo veo que no soy capaz de
hacerlo. Esto es exactamente lo que hemos sentido durante el congreso
de Cabalá. Una vez reunidos, nos dimos cuenta de inmediato de que no
queríamos ni podíamos unirnos. A esto se le llama el descubrimiento del
mal en uno. ¡Es maravilloso! Ahora nosotros debemos mantener este mal
como nuestro objetivo y demandar que sea reformado.
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