Aquí viene
la afirmación de Hillel para el extranjero que vino ante él y pidió ser
convertido, como dice en la Guemará, “Conviérteme de manera que me enseñes toda la Torá mientras estoy parado sobre un pie”. Él le dijo “Eso que odias, no se lo
hagas a tu amigo”. Esta es toda la Torá y el resto significa sólo ve y
estudia. Vemos que él le dijo que toda la Torá es la interpretación del
verso, “Ama a tu amigo como a ti mismo”. La Torá nos habla de los métodos para ascender hasta el peldaño de “Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”.
Desde la primera palabra hasta la última, la Torá claramente explica
cómo debemos actuar y qué atravesaremos a fin de implementar
completamente este principio.
Pregunta: ¿Qué tipo de precisión es esa si nadie entiende de qué está hablando?
Dr: Laitman Es un proceso. Cuando uno comienza a realizar el método en el grupo,
uno comienza gradualmente a caer en cuenta, a sentir qué son el odio y
el amor, lo cual en este momento nos resulta completamente ajeno. Hoy, odiamos y amamos a otros sólo en el plano material, pero ellos se revelan en el concepto de completo amor, unidad, otro peldaño espiritual. Después, nuestra medición de nosotros mismos
se vuelve totalmente diferente. Antes, sólo vivíamos en este mundo,
experimentábamos numerosas sensaciones en este y entrábamos en diversas
relaciones en un nivel “animal”. Pero ahora hemos comenzado a implementar
la unidad entre nosotros. Al hacerlo, nos elevamos a un nivel
totalmente nuevo. Nos unimos al grupo que no es sólo una asamblea de
personas sino mucho más. En el grupo, compartimos diversas relaciones
entre cada uno de nosotros con otros. Construimos la conexión que yo
llamo una “esfera en forma de frambuesa”. Definitivamente, no es una “esfera” per
sé, sino un sistema que se manifiesta entre nosotros. Este existe,
nosotros tenemos que despertarlo, reanimarlo al intentar incluirnos
unos en otros, conectándonos unos con otros, esperando que la Luz que
Retorna venga y nos una. Vemos que nosotros no somos capaces de
hacerlo solos. Cada vez que tratamos de volvernos mejores (1) vemos que
sólo nos hemos vuelto peores (2). Esto durará hasta que lleguemos a un
estado llamado “49 puertas de impureza” sobre el cual reconoceremos que
en nosotros no hay nada bueno en absoluto y que somos completamente
malvados. Después, de acuerdo a esta comprensión, sentiremos una
necesidad de pedir la ayuda del Creador.
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