Estas dos fuerzas actúan sobre nosotros
de forma espontánea. Nosotros no conocemos el sistema de acuerdo al cuál
ellas nos llevan hacia adelante arrojándonos de un lado a otro, pero en
el siglo 21, hemos llegado a un nivel que parece que las hemos agotado. Nos sentimos cansados, alienados,
indiferentes, frustrados, faltos de motivación y deprimidos. Esta es en
realidad la enfermedad más común del siglo y afecta al mundo entero.
Los administradores de cada institución se quejan de la indiferencia de
la gente, las personas no quieren trabajar, no tienen la motivación para
hacerlo. La persona no puede hacer nada por sí misma, dado que estas
dos fuerzas se han debilitado en nosotros y la suma de ellas no nos
impulsará más.
Así que ahora comenzamos a percibir y a
estudiar una nueva entidad, un nuevo orden, una nueva dimensión que
también se ha establecido por medio de la acción de estas dos fuerzas. En el momento nosotros comencemos a
anhelar el centro del grupo, a crear lo que llamamos la Babilonia
correcta, a fin de convertirnos en un todo, sentiremos de inmediato cómo
somos rechazados por él. Es más, la fuerza de rechazo (P2) es mucho mayor que la fuerza de atracción que desarrollamos (P1). Si entendemos que tenemos que llegar a
un resultado en el que se revele dentro de nosotros la fuerza de la
conexión, tendremos otra fuerza restante, la fuerza de la oración o la
fuerza de la súplica, nuestros esfuerzos deseables en anhelo, para que
esta fuerza se revele en nosotros. Ésta es llamada una oración, pero en
realidad se trata del poder de nuestro deseo. No es una oración en el
sentido habitual. Queremos añadir a nosotros otra fuerza que nos ayude a anhelar la conexión y nos una. Naturalmente tenemos una fuerza muy
pequeña basada en un cierto deseo egoísta, en un beneficio egoísta, dado
que esta es nuestra naturaleza. Pero cuando tratamos de atraer una
nueva fuerza, queremos que la fuerza de otorgamiento y amor resida entre
nosotros para perdernos a nosotros mismos, para perder nuestra esencia
animal dentro de nuestra conexión colectiva. Operamos de acuerdo a las instrucciones
que los cabalistas nos dejaron sobre la forma de establecer un grupo,
la conexión entre nosotros, cómo centrarnos en la fuerza secreta,
atraerla hacia nosotros y desear que se revele entre nosotros como un
todo para parecernos entre nosotros de acuerdo al sistema de garantía
mutua. “Amar al otro” significa sentir los
deseos del otro y llenarlos mientras él llena mis deseos. Esta es la
incorporación mutua de unos en otros, la conexión mutua. Cuando operamos
de esa manera en el grupo, convocamos sobre nosotros mismos la
influencia de la fuerza superior, ésta se revela en la primera fase,
aunque todavía no muy claramente, nosotros sentimos internamente
ciertas emociones nuevas y nuevas formas de otorgamiento. Inconscientemente empezamos a entender
que el mundo está construido para que sea posible pasar a un estado
totalmente nuevo, a otro nivel, en el que existimos en una forma
completamente diferente, en cooperación mutua entre nosotros, como un
todo, mientras que toda nuestra esencia egoísta es dejada abajo. Ésta no
desaparecerá, pero la fuerza altruista que nos conecta a todos la
dominará.
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