El Creador creó un estado perfecto en el que somos perfectos y existimos en adhesión con Él. Sin embargo, para que podamos sentir este estado, primero debemos desarrollar una sensibilidad hacia este y aprender a discernir sus componentes. Esta sensibilidad debe venir desde dentro de nosotros, tenemos que adquirir una percepción espiritual.
Es imposible recibir la sensación exteriormente, a pesar de que el Creador es omnipotente. La criatura ha de sentir su propio estado en relación con el del Creador.
Este tiene que deleitarse en adhesión y perfección entre sí mismo y el Creador y sentir la semejanza con Él, porque no hay nada más perfecto. Para ello, la criatura ha de contener dos estados, dos detalles de la percepción, o dos cualidades: lo es él y lo que es el Creador.
Debe ser capaz de distinguir la diferencia entre estas cualidades en profundidad. Sólo entonces la criatura siente el valor y la altura de adhesión con el Creador.
El ser creado debe incluir dos opuestos dentro de sí mismo.
Viniendo de un estado perfecto creado por el Creador, debemos primero llegar conocer nuestra propia naturaleza, como si el Creador no existiera.
Entonces, paso a paso, tenemos que pasar a través de las etapas de llegar conocer la naturaleza del Creador. Entonces, alcanzaremos la meta: Sentiremos nuestra naturaleza y la naturaleza del Creador, y la separación y la unidad entre ellos.
En última instancia, esto nos dará fuerza y un sentido de la grandeza del perfecto estado en el que ya existimos.
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