
Nuestro mundo funciona de acuerdo al deseo de recibir, es decir que cada componente de la Creación hace una cuenta automática instintiva interior, sin crítica alguna – de qué le resulta bueno. Incluso no nos imaginamos que pueda haber otra cosa, hasta tal punto que no somos conscientes de eso, y también si realizamos una acción de dar, todo es para ganar con eso.
Existe inclinación diferente – para otorgar – cuyo objetivo no es para beneficiarse a sí mismo sino para el bien del prójimo. Realmente un anti-mundo, una anti-materia, contrario a lo que tenemos aquí, dado que allí domina una dirección diferente, una intención diferente – la intención de otorgar en beneficio del prójimo.
Por supuesto que es imposible acercarse a dicha inclinación, a una cuenta como esa con nuestras fuerzas, porque en nuestro mundo, en nuestra realidad no existe una fuerza tal. Sino que debemos atraerla de la misma realidad contraria que se halla más allá del Majsom (barrera). Existe una fuerza especial llamada " Luz que reforma" – Or Makif (Luz circundante) que puede iluminarte en la misma medida en que anheles estar en ese mismo mundo inverso.
Esta inclinación, este pedido a la fuerza modificadora, a la Luz que reforma que posee la intención por encima del beneficio propio en bien del prójimo, este esfuerzo se llama "oración". Que en la medida del anhelo, la expectación, el rigor, la aplicación, esta fuerza trabaja sobre nosotros y entonces nos llega la Luz que reforma.
Mientras tanto, la oración durante el estudio tiene que incluir todo nuestro mundo – a todos nosotros, a la conexión entre nosotros, todo – para que veamos en todo esto el control del atributo de otorgamiento. Veré esta realidad a la luz del otorgamiento.
Hoy en día llegamos a la situación en la que toda la base sobre la que existimos a lo largo de toda la historia se está destruyendo, y esa es una de las señales del final del proceso que atravesamos a lo largo de todos los años de nuestra evolución, que nos muestra que nuestro ego se realizó, se rindió, y nosotros ahora estamos frente al comienzo de una nueva utilización de él.
Es imposible que haya nacimiento sin que las dos fuerzas – femenina y masculina, se conecten, ciertamente sin que el hombre obedezca a la mujer.
El origen de la corrupción en las relaciones entre hombres y mujeres es nuestro ego – que no deseamos reconocer en la naturaleza. No construimos una sociedad con el cálculo correcto, entonces ciertamente que esos son los resultados. La sociedad humana aún no piensa que no comprende cómo tiene que ser construida.
Hasta que no comencemos a corregirnos a nosotros mismos a partir de las almas, esta distorsión persistirá. Sólo cuando todo el mundo necesite alcanzar la corrección del alma general, los hombres y las mujeres tendrán una función igual y quizás la función de las mujeres sea más determinante que la de los hombres.
Nosotros estamos atravesando un período de transición, y cuando alcancemos esto habrá una auténtica igualdad para las mujeres: la mujer tiene que traer carencia y obligar al hombre, como la mujer en nuestro mundo presiona al hombre para que traiga el sustento a la casa y si hay casa y sustento entonces tienen hijos y los crían, así también en la espiritualidad – que si trabajamos juntos en la corrección del alma, hombres y mujeres, daremos nacimiento a almas nuevas, y esto es lo que se llama "el hombre y la mujer alcanzaron la presencia Divina entre ellos". Y en esto tanto los hombres como las mujeres tienen que realizar su parte por igual, porque no es posible sin una de ellas.
No es posible traer vida nueva sin la fuerza del deseo, la fuerza de la mujer. La mujer es el principio porque es la carencia. Lo primero es el MaN (Mey Nukvin -aguas femeninas), esto siempre comienza a partir de la carencia de la mujer. Los hombres piensan que ellos hacen algo en el mundo, pero sólo lo hacen para mostrarse grandes a los ojos de la mujer – así estamos construidos.
También las mujeres necesitan saber cómo unirse para presionar a los hombres. Ellas tienen que saber cómo y de qué manera alcanzar las demandas de los hombres. La mujer en la espiritualidad es una fuerza más poderosa que la del hombre; el hombre es sólo la pantalla y la mujer es el lugar en el que se realizan los cambios – ella da nacimiento al nuevo escalón y en ella se realizan las conexiones entre el alma individual y la general.
Nosotros tenemos que recibir la grandeza del propósito de nuestro entorno – los hombres y las mujeres como uno. La separación entre la fuerza masculina de la femenina realmente le quita fuerzas al hombre para progresar. El hombre avanza realmente frente al deseo de la mujer.
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