Rabash describe el ascenso espiritual de una persona y trae el ejemplo de un edificio de dos pisos: en el primer piso están los amigos y en el segundo está el Creador. Tenemos que unirnos con los amigos de manera que tengamos un solo corazón, un deseo, una intención. Si cada uno inclina su cabeza y se anula, si nuestra interioridad es un colectivo, creamos un sistema que está adaptado al otorgamiento. Al mismo tiempo, carecemos del poder real del otorgamiento, pero hacemos lo mejor que podemos para mantener las conexiones entre nosotros. Incluso si sabemos que no seremos capaces de cumplir con esto, aún así lo hacemos lo mejor que podemos por mantener la intensidad. No debemos detenernos aquí, no podemos cruzar la línea final y sentarnos y esperar hasta que la Luz venga. Al contrario, debemos esforzarnos constantemente para llegar al centro, lo cual significa que cada uno se anula con respecto a la meta colectiva. En el centro están todas nuestras chispas, todos los deseos están dirigidos hacia el otorgamiento mutuo y el amor mutuo. Si nos dirigimos correctamente hacia el atributo deseable con el fin de otorgar al Creador mediante eso, de darle a Él un presente, entonces la Luz que Reforma, la cual construye el atributo de otorgamiento, llega al centro, llega a nuestra conexión mutua, a nuestra unidad. En otras palabras, revelamos la Luz de Jojma en la Luz de Jassadim. Así el atributo divino de Elokim es conectado a la estructura de HaVaYaH y es en esta conexión entre el ser creado y el Creador que la Luz de Jojma puede ser revelada. El Creador en Sí es la Luz de Jassadim y Jojma es el otorgamiento que está dirigido hacia el que trabaja para ello.
Pregunta: ¿Podemos comparar nuestras convenciones al primer piso del que habla Rabash?
Pregunta: ¿Podemos comparar nuestras convenciones al primer piso del que habla Rabash?
Dr:Laitman No solo con el primer piso. En nuestra unidad global general, en la vasija global, queremos elevarnos al segundo piso también. Si voy a ir a la convención de Brasil, no significa que no estoy en otros lugares también. Todos estamos conectados a un deseo. En el momento en que el primer piso es construido, el segundo piso es creado también inmediatamente y la Luz de este desciende y aterriza en la vasija lista. Entonces, junto con nuestro trabajo diario en estrechar nuestra conexión mutua, debemos avanzar hacia el estado crucial en el cual se da el golpe final. La Torá nos dice cómo termina la etapa del exilio: Tras muchos problemas y golpes, alcanzamos la libertad. Por lo tanto nuestros golpes en las convenciones son “plagas de Egipto”. Todo está en ocultamiento, en la oscuridad y no los podemos distinguir, pero más tarde descubriremos esto. Así que nos reunimos aquí para golpear a nuestro ego, para neutralizarlo y anularlo mediante esos golpes de conexión, diseminación y mediante estar listos para la redención. Veo esas acciones como los últimos pasos para alcanzar la libertad.
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