Lo más importante, no podemos atraer al Creador hacia nuestras
acciones externas para utilizarlo a Él para tener éxito en la misión
externa en nuestra área o en el mundo entero, es decir, transferir
nuestra meta desde Él hacia afuera. ¡Por el contrario, el mundo entero y todo el trabajo debe ser un medio de conexión con
el Creador! Aparentemente lo usamos en la dirección opuesta, para tener
éxito en este mundo. Es sabido que nosotros necesitamos al mundo entero
con el fin de lograr la conexión con el Creador. Eso debemos cambiarlo,
a fin de concretar siempre la dirección correcta, volteando nuestra
intención desde nosotros hacia el Creador.
Tenemos que hacer esto absolutamente en
todo: yo llamo a la puerta, hablo con alguien, pero en mi interior tengo
que tener en cuenta constantemente que con cada palabra y cada acción,
yo fortalezco mi relación con el Creador. Traigo estos deseos externos
hacia el Creador para acercarme a Él, a la Divinidad, y, por tanto,
construyo la base de Su revelación en el mundo entero. Este es un trabajo constante hasta el final de la corrección.
En cada momento se nos revelarán nuevas vasijas, nuevos disturbios,
deseos egoístas que tratan de arrancarnos del Creador. El Creador lo
hace a propósito, deseando fortalecer nuestra conexión. Se trata de una
especie de “coqueteo”: Él parece distanciarse de nosotros, alejarnos
para que nos aferremos a Él con más fuerza. Este es el trabajo, todos los 125
grados. Este se nos revela de diversas formas que parecen como imágenes
de este mundo. Este mundo es la envoltura externa en la cual debemos
usar cada detalle, cada acción, cada escena de esta obra, con el fin de
conectarlo todo con el Creador y unirlo con Él. Sólo nos ayudará el entorno que describe Rabash.
Nosotros estamos en este grupo grande y fuerte. Durante un viaje, lejos
del grupo central, yo veo que la distancia ayuda. Por un lado, la
distancia física hace que la persona se aleje del Creador, se separe de
Él, al mismo tiempo, cada momento le da la oportunidad de volver al
centro del grupo y atraer desde allí cada vez más fuerza. Por lo tanto, sólo a través de nuestra
conexión, en la que cada uno trata de mantener siempre el mismo
pensamiento, tendremos éxito. Más adelante ustedes se convencerán de que
toda la Torá habla sólo acerca de la manera de neutralizar la imagen de
este mundo, a fin de sentir dentro de ella la fuerza superior, de tal
manera que nosotros empecemos a ver sus acciones: la forma en que esta
fuerza se mueve, controla y maneja todos los átomos, a todas las
personas. Veremos que estas son sólo sombras obedientes, que siguen a la
fuerza más elevada. Todas estas imágenes personas o naturaleza, se nos
presentan no para que las miremos, sino para que revelemos la fuerza de
la naturaleza a través de ellas. Sólo los amigos, sólo el grupo, en el
que todos aplican esfuerzos, serán capaces de apoyarnos y devolverles la
intención correcta a aquellos que la han perdido. Nosotros tenemos que
hablar de esto constantemente y hacer que esta conexión sea cada vez más
clara, de tal manera que a partir de esta conexión nos acerquemos al
público externo. Entonces, ustedes verán cuán fuertes se han vuelto.
Para nosotros es muy importante ganar fuerza. El ir a las calles a hacer
difusión externa es necesario no para hablarles a las personas e
integrarnos con ellas, sino para acercarlas a nosotros y al Creador. Es
decir, la tendencia debe ser opuesta a nuestras acciones físicas. En el nivel físico, nosotros salimos al
público; queremos influir en él y construir una vida mejor para todos,
para toda la humanidad, aprovechar la crisis para unirnos. Pero al mismo
tiempo, detrás de todas estas acciones, tenemos que ver que la conexión
de ellos estará unida a nosotros y a través de nosotros a la Fuerza superior. Es decir, todo debe perseguir una meta: regresarle a la Divinidad todas sus partes que se perdieron en la ruptura.
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