Nosotros sólo tenemos que
vestirnos de determinada manera, comer ciertos alimentos, trabajo según
lo prescrito, comportarnos de forma aceptable y adherirnos a la forma
habitual de pensar. No tenemos nuestros propios gustos, pero
tenemos esos hábitos con los que la sociedad nos “alimenta a
cucharadas”. Ella nos da nuestras creencias y nuestras acciones; nos
afecta ahora por medio de sus canales, algunos de los cuales pueden no
ser reconocidos ni rastreado. No podemos bloquearlos mediante ningún
mecanismo de protección que bloquee los pensamientos y deseos de un
entorno grande. Como resultado, la persona no sabe quién
es ella en absoluto. Después de todo, a ella se la coloca en el
sistema, se la programa y se la llena de mensajes que originalmente no
tienen relación con ella. No hay nada que podamos hacer al respecto;
ustedes no pueden eliminarlos o quitarlos de sí mismos. Incluso el deseo
de escapar de esas garras también ha sido implantado en nosotros por
este sistema. Resulta que yo he acumulado pensamientos, deseos que no
son míos y yo mismo no existo en absoluto. A pesar de que no ser libre y de haber
sido “hecho” por el entorno, sólo el punto en el corazón, si éste surge
en mí, me da la oportunidad de construir algo dentro de mí que no
depende de nada ni de nadie, algo causado por otro mundo. En mi mundo, yo ya estoy “terminado”,
“preparado”. Aquí, yo nunca alcanzaré mis propias sensaciones, razón y
acciones independientes. En principio esto no puede ser mío, porque todo
lo que tengo, lo he recibido de otros, del mundo. Sin embargo, este “mono” es capaz de tomar una forma diferente, la forma del ser humano (Adam), similar (Domeh),
al Creador. Si el punto en mi corazón ha surgido, yo puedo
desarrollarlo por mi propio esfuerzo en un entorno especial, puedo
construir un mundo completamente diferente. Puedo crear una “burbuja” en
el centro de nuestro mundo y desarrollarme libremente en ella, sólo si
me realizo mi libre albedrío. Sin embargo, yo también me obedezco,
pero obedezco por voluntad propia, de acuerdo a mis propias decisiones,
al rendirme ante mi entorno nuevo y único, con sus valores únicos. Esta
es la única manera. Yo no poseo nada. En consecuencia, al aceptar la
influencia del entorno externo, yo estoy en “el exilio”. Por el
contrario, al ponerme bajo la influencia del entorno especial, me
esfuerzo por salir del exilio y finalmente, deshacerme de la influencia
de la sociedad egoísta del “propietario” externo.
Se entiende de esto, que para el pueblo
de Israel el exilio significa retiro bajo la influencia del ancho mundo
externo y asimilación a las costumbres extranjeras, a los valores
externos, que sustituyen al amor por los demás como a sí mismo. Por otro
lado, al tratar de salir del exilio, nosotros construimos el entorno
que estará imbuido con los valores de amor y otorgamiento. Esto es
posible por medio de la sabiduría de la Cabalá o por medio de la
educación integral. De cualquier manera, solo existe un medio: el
entorno que pone unidad por encima de todo.
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