Pero si la Luz me llena, entonces la sensación agradable ocultará todos
los demás problemas, “¿Por qué debería preocuparme por ellos? Que arda
el mundo entero. Sí, está sufriendo. Sí, está en agonía; no importa; ¿
qué?”. De hecho, yo soy indiferente y no veo la conexión
entre el sufrimiento del mundo y mi propio estado. Si estoy bien,
entonces el Creador es bueno y hace el bien ante mis ojos. En cuanto al
dolor de los demás, su significado depende de cuánto sea soy capaz de
sentir al mundo. Por ejemplo, si mis enemigos sufren,
entonces el Creador es la cima de la perfección para mí. En otras
palabras, yo evalúo Su bondad no por las sensaciones de ellos, sino por
las mías. Entonces, resulta que los problemas de mis enemigos me
deleitan, “¡estas les sientan bien! ¡Que tengan un poco más!” Este es mi
criterio del bien del Creador, no es el absoluto, sino el que pasa a
través de mis sensaciones creadas por la imagen que aparece en mí. Pero ¿por qué la persona promedio sufre al ver el dolor de los demás?
Pregunta: Porque tiene miedo de que el dolor de ellos se extienda a él.
Dr: Laitman Es cierto. Él teme por sí mismo. Si yo no tuviera un deseo egoísta,
entonces no sentiría compasión por los demás, porque yo no le temería un
destino similar. Así, el deseo egoísta me ayuda a compartir el dolor de
los demás; éste actúa en contra de su propia naturaleza. No tengo nada
que ver con ellos, pero sus desgracias amenazan con afectarme, entonces
siento pena por ellos. Por otro lado, está claro que si me
deshago de mi relación con ellos, si me elevo por encima de la
humanidad, entonces seré indiferente a su sufrimiento. “Al final, el
Creador es mi padre, entonces dejen que me eleve hacia Él. Allí,
estaremos juntos con Él y ¿por qué debería preocuparme por los demás?”
Después de perder el deseo egoísta, habré perdido la amenaza de un
posible sufrimiento. Por lo tanto, es posible llegar a un
acuerdo con el Creador, “yo realizo todos Tus mandamientos, todo lo que
Tú dices y estaremos constantemente conectados”. En este caso, el sufrimiento del mundo no me tocará en absoluto. Resulta que cuanto más fuerte sean mi
deseo, mi relación con el Creador, más alejado del mundo estoy. Yo no
siento lo que le sucede a las personas. Ellos sufren y yo soy como una
piedra, indiferente, eso es todo. ¿Qué puede hacerse, si por el contrario,
siento empatía con el sufrimiento de los demás? Para ello necesito
sentirme alejado del Creador, separado de Él y al igual que los demás,
dependiendo de diversas circunstancias sobre las que no tengo control. Es por eso que nos sumergimos en la crisis,
que sentimos nuestra dependencia de una fuerza desconocida. Hay una
salida de la religión por la misma razón. De lo contrario, la persona no
puede sentir compasión por los demás, no se siente dependiente de
ellos. La actitud egoísta hacia el Creador que no pasó a través del amor
por los demás como a uno mismo, no está dirigida hacia el amor por los
seres creados hacia el amor por Él, esto es lo que mantiene la confianza
en mí de que todo está bien, que estoy haciéndolo todo correctamente y
los demás no son de mi incumbencia. Si pierdo mi sensación de conexión con
el Creador, entonces soy cada vez más dependiente de los demás, me veo
obligado a establecer una conexión con ellos y a través de ellos a
establecer una conexión con Él. En realidad todos estamos en peligro y
experimentamos amenazas vengan de donde provengan, ya sea del entorno,
del sistema financiero, o defectos espirituales. La persona descubre la
inestabilidad de su estado actual, de su relación, pero no su
dependencia personal del Creador, su carencia de todo el colectivo. Por eso, el actual estado de cosas nos anima a ser corregidos.
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