Por ahora
todo esto ocurre debido a nuestro creciente egoísmo. La pregunta es,
qué haremos después, cómo debemos elevar al Superior hacia el centro del
grupo, a través del cual podemos penetrar dentro del grupo, donde está
concentrada la Fuerza Superior. ¿Debemos pedirle a Él que nos llene, o
debemos darle a Él la oportunidad de revelarse en el mundo para que la
propiedad misma de otorgamiento y amor se manifieste en este campo?
Todo depende de nosotros. Tendemos un
puente con los deseos del público, preguntándole a cada uno qué
necesita: salud, honor, conocimiento, comida, familia, bienestar y
agregamos nuestra actitud a ellos. Después de todo, nosotros queremos
que sus deseos sean más cercanos al Creador, revelar al Creador en las
personas, dándole así placer al Creador. Nosotros elevamos las
necesidades corpóreas de los demás, por comida, dinero y respeto a un
nivel espiritual para que la Luz (el Creador) se revele dentro de ellos.
Cuando esto pase, ésta responderá a todas sus preguntas en una forma
que ellos se vuelvan hacia el otorgamiento, dándole así placer al
Creador. La alegría del Creador tiene que ser el
punto inicial, final de nuestras acciones, su causa y meta. En este
mundo, nosotros servimos como un “conducto”, un “canal de transmisión”. Nosotros operamos en dos direcciones:
hacia el público en general y hacia el Creador, tanto con respecto a los
deseos materiales como a los espirituales. Estamos posicionados en el
medio: la mitad aquí y la mitad allá. Nosotros sentimos empatía por el
sufrimiento de las personas y sentimos constantemente que no estamos
satisfechos con el Creador. Esta es la forma en que Él nos provoca y
pone obstáculos en nuestro camino para hacer que nos lamentemos por los
sufrimientos de las otras personas, por lo malas de sus situaciones y
por lo miserables que son: sin refugio, comida, seguridad, con
terribles conflictos, frustraciones y enfermedades. Somos forzados a culpar al Creador, en
vez de justificarlo. Es por esto que tenemos una oportunidad de trabajar
en Su justificación, de verlo a Él con fe por encima de la razón como
“¡el Bien que hace el bien al bueno y al malo!”
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