¡Por supuesto! ¿No llegamos nosotros a Él también bajo presión?
Miren a cada una de las personas que
están sentadas al lado de ustedes. ¿Ven rostros alegres, felices? Denle
un vistazo a estas caras amargas. ¿Qué los mantiene aquí y los obliga a
ir a clase en la noche? Sólo lo que crea un deseo en ellos, una
necesidad, una carencia, no importa qué. O bien las personas se intoxicarán con drogas, o tendrán que comprometerse en la unificación. Debemos entender que la tendencia se mantendrá. Las personas sufrirán golpes que sólo pueden curarse por medio de la unidad. El egoísmo
creciente se manifestará en nosotros cada vez más claramente como una
fuerza que orienta contra él mismo. Sentiremos cada vez más su
“suicidio” por medio del cual el ego nos muestra que no podemos
utilizarlo. Al final, nos daremos cuenta de que lo
más importante es deshacernos del egoísmo y él nos ayudará en este
proceso. Éste se vuelve cada vez más opuesto a la Luz; resulta que, por
una parte, nosotros estamos desarrollándonos y por la otra sentimos
constantemente la negatividad de nuestro desarrollo. Además, la negatividad de nuestro
desarrollo no permanece en el mismo nivel, sino que todo el tiempo se
incrementa de manera cualitativa; nosotros nos volvemos más
inteligentes, más sabios, más experimentados, es por eso que
comenzamos a percibir y a analizar nuestro desarrollo desde un punto de
vista completamente diferente.
Al experimentar golpes hace veinte años, no entendíamos de dónde venían. Pensábamos que lo más importante era desarrollar la economía,
cuánto interés iba a tal o cual lado y de acuerdo a esto,
considerábamos nuestras vidas más o menos exitosas, hoy hemos dejado de
calcular los intereses. Hoy en día muchos ya saben que el egoísmo nos
obliga a “comernos” a nosotros mismos; nosotros hemos llegado a la
realización del mal.
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