La persona tiene atributos que no puede
corregir. Nosotros tenemos que abandonarlos, es decir aclarar las cosas,
entender que no podemos arreglárnoslas con ellos, superarlos, o
cambiarlos por el amar y otorgamiento. Después de todo, ni siquiera tenemos el
poder para elevarnos por encima de ellos. Entonces tenemos que
expulsarlos, como si los destruyéramos, no usarlos, pero no utilizarlos
en el sentido real, como si no existieran. Todos estos atributos están en el nivel
egoísta más bajo, llamado “la tierra de Israel”, se revelan en
nosotros cuando nos elevamos a un nivel superior. Sólo entonces podemos
definirlos e identificarlos. Entonces no debemos cooperar de manera
alguna con lo que llamamos las siete naciones (los atributos de HGT NHYM, las siete Sefirot) debemos determinar que está prohibido tocarlas. En contraste con los atributos más espesos, que no pueden ser corregidos, hay una inmensa Luz, la Luz del mundo de Ein Sof
(Infinito). Es por esta razón que tenemos que hacer caso omiso de ellos
y dejar que el Creador los corrija, puesto que estos atributos
pertenecen a nuestra creación. Cuando se crea un deseo de la nada,
todos los siete atributos están en la zona seca de “algo de la nada”, en
este punto de conexión. Por lo tanto, se revelan en el último momento,
cuando nosotros ya ascendemos todos los niveles que podemos corregir. La
Torá termina con la entrada a la tierra de Israel y la persona aún
tiene que lidiar con todos estos atributos. ¿Cómo debería operar a
partir de ahora? No nos lo dice. La Torá sólo nos la dan como una guía
para la corrección de lo que podemos corregir.
Pregunta: Pero luego está la historia de David, de Jerusalén, de la tierra de Israel, etc.
Dr: Laitman
Este ya no es el nivel de Moisés, sino el nivel de los profetas, así
que es aún más oculto. Nosotros debemos entender que todo lo que
describen los profetas en las Sagradas escrituras son los niveles que ya
hemos atravesado en el pasado en nuestros deseos no corregidos. No
tendremos que someternos a ellos en el futuro, debido a que las fases de
la destrucción de los dos Templos y el exilio han terminado. Sólo
debemos atravesar la fase de la cual nos habla la Torá misma y eso es
suficiente. Entonces alcanzamos la tierra de Israel y el final de la
corrección. La Torá nos habla sobre lo que pasó en nuestras raíces, y
por eso tenemos que corregir el estado de transición desde el Monte
Sinaí en el desierto del Sinaí, hasta que lleguemos a la tierra de
Israel.
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