Es decir, de ahora en adelante yo sólo miro cómo despertar y atraer la
Luz hacia mí. Entiendo que este es el único remedio y yo soy un hombre
enfermo que yace inconsciente, dependo de esta Luz al cien por ciento.
Todos y cada uno de los momentos en los que abandono esta Luz, estoy
muriendo, mientras esté sostenido dentro de ella, continúo viendo. Yo
vivo dentro de esta sensación.
Pregunta: Pero, ¿qué puede sostenernos continuamente en una sensación como esta?
Dr: Laitman
¡El temor! El temor a que la Luz me abandone. Es muy importante que yo
esté saludable, que avance a través de la fuerza de otorgamiento. Esta
se convierte en mi preocupación eterna, en una verdadera obsesión. Yo me siento en un campo de fuerzas que
me sacuden todo el tiempo, agitándome como olas en el mar, incapaz de
relajarme. El grupo debe proporcionarme un campo como este. La persona
no puede hacer nada por sí misma. Primero y ante todo, es imprescindible
para nosotros una sensación mutua así en el grupo, donde dependemos de
la Luz Superior, de la ayuda del Creador, nosotros debemos despertar
esto todo el tiempo. Esta es la forma en que transformamos el camino de
“a su debido tiempo” (Beitó) en “Yo lo aceleraré” (Ajishena). Esta es la realización de la garantía mutua.
Pregunta: ¿Dónde está exactamente la libertad de elección de la persona? ¿A través de qué acciones atrae la Luz hacia sí misma?
Dr: Laitman
Yo debo anhelar la Luz que Reforma e integrarme en un grupo, de tal
forma que éste me sostenga en una conexión con la Luz y en anticipación a
eso, con la ayuda de la Luz, yo mismo cambiaré y comenzaré a
preocuparme por el Creador. Mientras tanto, no sé qué es darle
satisfacción al Creador, pero al menos empiezo a cuidar de Él como lo
hago por un amigo.
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