La reticencia es una reacción por defecto, de la cual no vale la pena
hablar. Por supuesto que prefiero hacer ahora lo que me gusta, como
acostarme en el sofá a ver un partido de fútbol con una cerveza y
nueces, con el control remoto en la mano y que todos me dejen en paz.
Antes de comenzar el juego, a la espera del placer deseado, incluso le
diré de nuevo a mi esposa cuánto la amo. Pero sentarse con los amigos no es un placer. De hecho, no es un placer estar aquí y nadie dice lo contrario.
Pregunta: ¿Eso significa que tengo que hacer lo que yo no quiero durante toda mi vida?
Dr: Laitman
No. Toda mi vida está unida a la mayor y más sublime meta: Voy a
revelar al Creador y esta es la mayor recompensa. Es más, hay una
recompensa aún mayor, que es el ser capaz de deleitar al Creador, sin
ningún beneficio personal. Sin importar que esto me parezca poco
realista hoy en día y que sea algo que no puedo imaginar, yo pertenezco y
estoy involucrado en cosas que no existen en ningún otro lugar. El
hecho de reconocer esta importancia me da apoyo. Por supuesto, la Luz superior nos
sostiene ahora. Esta opera en el punto en el corazón y no nos deja
escapar. Por el contrario, si ella iluminara el deseo de recibir egoísta
en lugar del punto en el corazón, yo desaparecería de inmediato en el
interior del grupo, sin dejar rastro.
Dr: Laitman No. Después de todo este estado es inmundo, es una Klipá.
Pregunta: ¿Significa esto que nunca haré lo que quiero?
Dr: Laitman
Ustedes harán lo que no quieren en su deseo de recibir, pero que
quieres en el deseo de otorgar. Yo establezco todo por encima del deseo
de recibir, por encima de “lo que me apetece”. La meta es tan importante
para mí que siento placer en el otorgamiento. Ahora bien, para mí esta
idea está por encima de todo y ya no puedo identificarme con mi parte
corporal más, yo no la irrespeto, tomo de ella lo que necesito, lo
esencial, pero mi corazón está en el grupo, en el otorgamiento. Así que quédense después de la clase, no
porque les hayan dicho que lo hagan, sino debido a la grandeza del
momento. Después de todo, este encuentro con los amigos los acerca a un
nivel muy elevado. La meta sublime les da fuerzas para que no olviden la
garantía mutua y evoquen a los amigos para cuidarse unos a otros.
En general yo no tengo la culpa si no
permanezco en esta dirección durante todo el día, el grupo tiene la
culpa; cúlpense unos a otros y luego cada uno sentirá su culpa por
todos. En general, aunque parezca una paradoja, en el estado actual es
más fácil pensar en los demás que en sí mismo. Yo me comprometo a cuidar
de los amigos “como un hombre”, eso es todo, punto. Mi conciencia no
me permite escapar de la responsabilidad y lucharé por mis amigos como
en una unidad de comando.
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