Con el fin de ser dignos de
entrar en el Lugar Santísimo, el gran sacerdote tenía que purificarse
primero, al separarse a sí mismo de todos los deseos corporales. La mayoría de los grandes
sacerdotes que servían en el Templo compraban su posición mediante el
soborno. Ellos nunca podrían alcanzar el nivel espiritual que se
requería para entrar en el Lugar Santísimo, de tal forma que el
encuentro con la revelación de la Divinidad que ocurría allí era mortal
para ellos.
El descenso que hubo durante la época del Segundo Templo es lo que llamamos la ruptura de las vasijas. La presencia de la Luz Superior, del
atributo de amor y otorgamiento, entraba en contacto con el atributo
egoísta de recibir para uno mismo (aunque no puede haber ningún
contacto) luego se producía la destrucción. La Luz desaparecía y el
deseo que quería la Luz, que la deseaba de forma egoísta (incluso
inconscientemente), no podía hacerle frente y el gran sacerdote moriría.
Ellos solían sacarlo del Lugar Santísimo con una cuerda que estaba
atada a su pie y a otros se les prohibía entrar en el Lugar Santísimo. Pero a él no le importaba, mientras
pudiera saborear durante un momento la dulzura. ¡La persona no puede
resistir el placer de la Luz, porque sin ella la vida no vale nada! Abre
la boca y recibe la gota de veneno, que es de hecho, una gota de Luz.
Pero para él, para el egoísta, es una gota de veneno y muere. Esto también nos pasa en nuestro mundo
cuando la persona sacrifica su vida por una gota de placer. Incluso si
muere, ella sólo quiere sentir el placer. Esta es la forma en que
estamos hechos, con un corazón y un cerebro, placer y una mente. Si el
placer es mayor que la mente, la mente no funciona y la persona
simplemente pierde su cordura. Por lo tanto, el gran sacerdote no podía
contenerse de alcanzar el placer y por eso moría. Si él había comprado
su cargo por dinero y no alcanzaba a través de su propio esfuerzo,
significa que le faltaba un Masáj (pantalla), el instrumento
para la recepción de la Luz con el fin de otorgar. Si hubiera él mismo
se hubiera esforzado en vez de pagar por su posición, habría realizado
su trabajo espiritual, habría ascendido a ese nivel y se habría
conectado con la Luz Superior. Ahora, después de la destrucción del
Segundo Templo, cuando caímos hasta el fondo de nuestro mundo, solo
puede haber un camino ascendente. Si ustedes no son dignos de ascender
al siguiente nivel, no lo alcanzarán. Sin embargo, durante la época del
Primero y el Segundo Templo, era posible que la persona entrara en
contacto con la Luz, puesto que el descenso se producía de arriba hacia
abajo. En nuestro caso, por el contrario, durante el ascenso de abajo
hacia arriba, está prohibido ascender al nivel superior a menos que
estemos preparados para ello. Por lo tanto, hoy en día la sabiduría de
la Cabalá puede ser revelada a cualquiera. En todo caso, las personas
no saben nada hasta que logren el alcance espiritual.
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