El artículo de Baal HaSulam, la Introducción al Libro, Panim Meirot uMasbirot, ítem 7: Ahora usted puede entender sus palabras acerca del verso, “el Señor lo apresurará en su tiempo”. El Sanhedrin hizo de intérprete (98): “Si ellos no son recompensados, ‘en su tiempo’; si ellos son recompensados, ‘lo apresuraré’”. Así, hay dos modos de lograr el objetivo ya mencionado: por su propia atención, lo cual es llamado “un Camino de Arrepentimiento”. Si les conceden esto, entonces “me apresuraré” les será aplicado. Esto quiere decir que no hay ningún tiempo de juego, pero cuando conceden ellos, la corrección termina, desde luego. Si no les conceden la atención, hay otro camino, llamado “el Camino del Sufrimiento”. Tal como está dicho en Sanhedrin 97, “coloco sobre ellos a un rey como Amán y ellos se arrepentirán en contra de ellos mismos, quiere decir en su tiempo, ya que en el cual hay un tiempo que está en juego. Hay dos caminos ante nosotros que nos llevan a la misma meta y nosotros estamos en su intersección. En cada momento debemos sentir que estamos en la encrucijada que determina nuestro libre albedrío y la elección aquí es muy simple: tomar el camino de la Luz o el camino del sufrimiento. El tercer camino no existe. Debemos avanzar por uno de estos dos caminos y decidir en cada momento dado cuál será nuestro siguiente paso. Tu pie está en el aire y ahora debes elegir donde pisar: en el camino de la Luz o en del sufrimiento. El momento pasará y nuevamente volverás a tener que elegir. Tu pie ha sido levantado desde Arriba para forzarte a hacer un paso y depende de ti donde ubicarlo, en cuál de los dos caminos. De acuerdo a nuestra elección, recibiremos la fuerza y los medios para avanzar ya que tienes que moverte hacia adelante, de una manera o de otra. Si avanzas por el camino de “Beito” (desarrollo natural, en el debido tiempo), las fuerzas de la naturaleza nos empujan hacia adelante en contra de nuestro egoísmo ya que deseamos avanzar guiados por nuestro ego. Por ello, las fuerzas opuestas al egoísmo nos impactan, intentando mantenernos en otorgamiento. Pero en el camino de “Ahishena”(aceleración del tiempo), comienzan a convencerse conscientemente, a través del entorno, que estar en otorgamiento vale la pena. De esta manera la Luz Circundante nos lleva a la bondad. En el camino de “Beito“, recibimos golpes y aprendemos de ellos. Más temprano o más tarde aparecerán nuestros pedidos o plegarias para la corrección y avance tal como sucede en el camino de “Ahishena“. Por el contrario, si inicialmente tomamos el camino de la Luz, ahorraremos tiempo en el primer segmento del camino, en la que de otro modo habríamos perdido el tiempo por la falta del deseo de escuchar y ejercer nuestro propio esfuerzo. ¡No hay tiempo para pensar donde pisar con nuestro pie! Todo depende de la preparación del entorno espiritual.
El artículo de Baal HaSulam, la Introducción al Libro, Panim Meirot uMasbirot, ítem 7: Ahora usted puede entender sus palabras acerca del verso, “el Señor lo apresurará en su tiempo”. El Sanhedrin hizo de intérprete (98): “Si ellos no son recompensados, ‘en su tiempo’; si ellos son recompensados, ‘lo apresuraré’”. Así, hay dos modos de lograr el objetivo ya mencionado: por su propia atención, lo cual es llamado “un Camino de Arrepentimiento”. Si les conceden esto, entonces “me apresuraré” les será aplicado. Esto quiere decir que no hay ningún tiempo de juego, pero cuando conceden ellos, la corrección termina, desde luego. Si no les conceden la atención, hay otro camino, llamado “el Camino del Sufrimiento”. Tal como está dicho en Sanhedrin 97, “coloco sobre ellos a un rey como Amán y ellos se arrepentirán en contra de ellos mismos, quiere decir en su tiempo, ya que en el cual hay un tiempo que está en juego. Hay dos caminos ante nosotros que nos llevan a la misma meta y nosotros estamos en su intersección. En cada momento debemos sentir que estamos en la encrucijada que determina nuestro libre albedrío y la elección aquí es muy simple: tomar el camino de la Luz o el camino del sufrimiento. El tercer camino no existe. Debemos avanzar por uno de estos dos caminos y decidir en cada momento dado cuál será nuestro siguiente paso. Tu pie está en el aire y ahora debes elegir donde pisar: en el camino de la Luz o en del sufrimiento. El momento pasará y nuevamente volverás a tener que elegir. Tu pie ha sido levantado desde Arriba para forzarte a hacer un paso y depende de ti donde ubicarlo, en cuál de los dos caminos. De acuerdo a nuestra elección, recibiremos la fuerza y los medios para avanzar ya que tienes que moverte hacia adelante, de una manera o de otra. Si avanzas por el camino de “Beito” (desarrollo natural, en el debido tiempo), las fuerzas de la naturaleza nos empujan hacia adelante en contra de nuestro egoísmo ya que deseamos avanzar guiados por nuestro ego. Por ello, las fuerzas opuestas al egoísmo nos impactan, intentando mantenernos en otorgamiento. Pero en el camino de “Ahishena”(aceleración del tiempo), comienzan a convencerse conscientemente, a través del entorno, que estar en otorgamiento vale la pena. De esta manera la Luz Circundante nos lleva a la bondad. En el camino de “Beito“, recibimos golpes y aprendemos de ellos. Más temprano o más tarde aparecerán nuestros pedidos o plegarias para la corrección y avance tal como sucede en el camino de “Ahishena“. Por el contrario, si inicialmente tomamos el camino de la Luz, ahorraremos tiempo en el primer segmento del camino, en la que de otro modo habríamos perdido el tiempo por la falta del deseo de escuchar y ejercer nuestro propio esfuerzo. ¡No hay tiempo para pensar donde pisar con nuestro pie! Todo depende de la preparación del entorno espiritual.
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