
Estamos viviendo en una época particular en que nuestro deseo egoísta empieza a mostrarnos nuestra falta de equilibrio con la naturaleza en todos sus niveles. La parte inferior de la naturaleza es el nivel inanimado, en donde ahora revelamos nuestra falta de equilibrio y armonía con la naturaleza general. Y lo mismo es verdad en los siguientes niveles de la naturaleza: el vegetativo y el animado; es sólo que por ahora no lo notamos. Nos encontramos dentro de una terrible crisis, “una crisis de relaciones”, con un ángel que se llama “Domem” (inanimado), así como con un ángel que se llama “Tzomea” (vegetativo) y el ángel llamado “Jai” (animado). Todas estas formas de la naturaleza se encuentran en una inmensa falta de correspondencia con nosotros y en oposición frente a nosotros. Nuestra obligación es corregirles porque sólo el hombre puede corregir el resto de la naturaleza, si se corrige a sí mismo. Por consiguiente, las catástrofes que vemos a nuestro alrededor son nuestro propio reflejo. Toda la responsabilidad es nuestra. No hay nada que pedir de los niveles inanimado, vegetativo y animado del mundo; ellos ascienden y descienden junto con el hombre. Mediante los problemas en los niveles animados, vegetativo y animado de la naturaleza que nos rodea, podemos ver qué tanto estamos no corregidos. Todas estas catástrofes son un reflejo o las demostraciones de nuestra propia falla, por no mencionar el nivel “hablante” de la naturaleza, la sociedad humana. Miren lo que está sucediendo en el mundo. Tenemos la oportunidad de organizar una vida verdaderamente paradisiaca sobre esta tierra, pero miren lo que estamos haciendo. Si un visitante de otro planeta pudiese mirar lo que estamos haciendo con el planeta Tierra, pensaría que sencillamente estamos desquiciados. ¿En dónde se quedó la inteligencia y la sensibilidad humanas? ¿Es de esta forma en que realmente un humano pensante y razonable organiza su vida? Sólo un necio, o un ser lleno de odio harían tal cosa. Es decir, ahora mismo, estamos gradualmente revelando nuestro verdadero estado. Y solamente a través de la corrección interior alcanzaremos la armonía con el mundo exterior.
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