
Por consiguiente debido al rompimiento espiritual, mi percepción se divide en interioridad y exterioridad – el mundo y yo. Al corregirme, traigo cerca de mí toda la realidad, que parece externa, para sentirla dentro de mí. Entonces me muevo de la percepción espiritual del mundo: no hay nada fuera. Todo está dentro de mí y se lleva a cabo en mi interior. No hay nada fuera de mí. Vivo en mi Kli, y sólo una cámara me recrea la imagen externa. Basándonos en esto, debemos decidir de una vez por todas que son precisamente las personas que han recibido un despertar desde arriba, un impulso para corregirse, las que pueden cambiar el mundo, si transforman la percepción en sus sensaciones. Todo depende de qué tanto ellos intentan acercar al mundo para sentirlo como una parte inseparable de sí mismos. Esta es la realización del principio de amar al prójimo como a sí mismo. Tenemos que atraer a todos los niveles que parezcan externos hasta nosotros, incluir los niveles inanimado, vegetativo, animado y humano en nosotros y verlos como un parte inseparable nuestra. Por lo tanto, nuestra actitud hacia toda la realidad debe ser al menos la misma que hacia nosotros mismos, a pesar de que Baal HaSulam explica que el hombre debe elevar los deseos de los demás por encima de los propios. Al ser un egoísta pienso en mi mismo en lugar de en mi prójimo. Pero si soy altruista, tengo que pensar en los demás. Es debido a esto que la corrección del mundo depende justamente de las personas que han recibido desde lo alto el llamado para corregirse en la verdad. Nadie más ha sentido este despertar y por consiguiente no tienen nada qué pedir. Esto quiere decir que debemos sentirnos responsables de todos los desastres de la humanidad, y está en nuestro poder corregirlos, y no tan sólo después del hecho, sino incluso antes de que ocurran los eventos desafortunados. Tenemos que asegurarnos que esto no vuelva a suceder en el nivel inanimado, así como en los demás niveles, hasta el grado del humano. Por ahora las catástrofes se manifiestan en forma de desastres naturales en los niveles inanimado y vegetativo, como tsunamis, terremotos, inundaciones e incendios, y en la sociedad humana, bajo la forma de crisis económicas, etc. Sin embargo, no estamos exentos otras formas, como las plagas de Egipto que fueron tan desafortunadas, peligrosas y terribles como las sensaciones que ocurren ahora. Baal HaSulam escribe sobre esto para nosotros hacia el final de la Introducción al libro del Zohar. Todos los sufrimientos del mundo son provocados por el hecho de que Israel no se corrige a tiempo, siendo Israel (que quiere decir derecho al Creador) cualquier persona, sin importar su origen, que tenga la oportunidad de corregirse porque ha recibido un despertar desde arriba. Y no importa el nivel en que se encuentre. De esta forma, todos y cada uno de nosotros juntos somos responsables de lo que sucede.
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