Mientras volvemos al mundo del Infinito desde el lugar en el borde del universo, donde cada uno de nosotros ha sido puesto y nos aproximamos al centro, sentimos un acercamiento cada vez más grande con otros. Y así es, hasta que regresamos al Infinito. Esto significa que regresamos a cumplir la ley de la unidad y garantía mutua en un grado más y más grande, a lo largo de 125 peldaños de conexión, de dependencia de todos en todo. Una persona comienza a descubrir esta interconexión deseada e integral y en consecuencia, siente la Luz que lo llena por dentro. Después de todo, él se volvió similar a la Luz y ahora la propiedad de otorgamiento lo llena. Y entonces el comienza a experimentar el mundo espiritual.
Todo este espacio en su camino hacia el mundo del Infinito es considerado como el mundo espiritual porque puede ser percibido solo según la medida de la unidad de uno con los otros. Toda la realidad dejó atrás estas sensaciones, que se consideran como este mundo puesto que así es como uno lo siente cuando rompe los lazos con el resto. En otras palabras, hay dos tipos de realidad. En una, nosotros deseamos retirarnos de todos los demás y por esto sentimos este mundo material. Si nosotros gravitamos al lado opuesto, al desear vincularnos con ellos, experimentamos el mundo espiritual. La ley de la garantía mutual es la ley suprema de toda la creación; es eterna y obligatoria en cada una de sus partes. Toda la naturaleza inanimada, vegetativa y animada la obedece instintivamente, siguiendo la llamada interior, bajo la influencia de los genes incrustados y la fuerzas de la naturaleza. Lo mismo pertenece al hombre en las fases preliminares de su desarrollo cuando realiza dentro la ley instintivamente. Solo cuando una persona llega al nivel del “hablante” del desarrollo, comienza a recibir propiedades que no acatan esta ley ciegamente. La persona debe aceptar esta ley con gusto y comenzar a seguirla. Primero que nada, la persona necesita descubrir esta ley, estudiarla y aprender a desear seguirla, pedir la habilidad de seguirla, es decir exigir ser transformado por la Luz que Reforma. Cuando esta Luz descienda sobre ella, aceptará las condiciones de la garantía mutua, con gusto comenzará a seguirla, sentirla y mantenerla, descubriendo, de este modo un alma unificada, el enlace mutuo
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