
Haz a los otros lo que te harías a ti si fueras ellos”. El sabio Hillel formuló esta regla para aquellos que querían deshacerse de su intención egoísta, acercarse al mundo espiritual y entender la revelación del Creador y los beneficios que esta trae. El hombre está confundido. Él no sabe cómo abordar esto, usualmente se basa en ser capaz de usar sus cualidades y deseos actuales que pertenecen a este mundo. Al fin y al cabo, él ha aprendido cosas, ha recibido una educación, y ha logrado algo en la vida. Piensa que el ascenso al próximo grado se realiza al seguir el mismo patrón. Y ese es el problema. Nos hemos acostumbrado a los mecanismos de relación que nos son familiares desde la niñez, las leyes y tradiciones reconocidas. El cuerpo nos dirige subconscientemente y nos trae pensamientos, acciones, movimientos y soluciones establecidas por el sistema. No entendemos que el mundo espiritual requiere de una absoluta reevaluación de todas las bases. No continúo en el camino previo. En su lugar, lo finalizo y hago surgir un nuevo vector, una nueva dimensión que no podía imaginar antes. No es sólo un cambio de dirección, es un salto hacia lo desconocido. Una vez, hubo una persona que deseaba alcanzar el otorgamiento, ir de una intención egoísta a una altruista, del mundo corporal al mundo espiritual. El vino a Hillel. La persona ya entendía que no era capaz de hacerlo por su cuenta y que no podía avanzar a través de su propia comprensión. Después de todo, un aprendizaje espiritual no es un curso universitario. No puede ser dominado a través de libros o guías de auto aprendizaje. El invitado de Hillel entendía que necesitaba escuchar el consejo del sabio y seguirlo “a ojos cerrados”. Él entendía que esta era la única manera de tener éxito, siendo que no era capaz de ver el camino que se desplegaba ante él, que no podía verse con la visión egoísta. Es por eso que fue hasta Hillel con su pregunta. Hillel personifica el cuerpo colectivo de leyes, Halajá, en otras palabras, las reglas para finalizar el camino (Alija) hacia el propósito de la creación. Su respuesta fue simple: “Deja las teorías. Existe sólo una regla principal: ‘Haz a los otros lo que te harías a ti si fueras ellos”. Con el fin de corroborar si estás en el camino correcto, constantemente, cada momento, necesitas examinarte en relación a tu amigo ¿Puedes pensar en ti mismo tanto como piensas en él? ¿Puedes desinteresadamente cambiar lugares con él y cuidar de tu amigo de la misma manera que cuidas de ti mismo? ¿Puedes cuidar de ti mismo de la misma forma que cuidas de tu amigo? Incluso si por dentro lo criticas, debes elevarte por encima de ello, estar encima de tu actitud negativa hacia tu prójimo en todas sus manifestaciones. Esta es la mitad del camino, cuando comienzas a establecer contacto con los otros. Esto se manifiesta en que dejas de ser una molestia. Llegas a estar listo para la conexión, pero simplemente aún no puedes realizarla. De esta manera, evocas la Luz que Reforma y esta te hace avanzar. Claramente, la realización del principio de “Haz a los otros lo que te harías a ti si fueras ellos” se divide en muchas etapas. Cada etapa es algo diferente, nuevo y especial. Una y otra vez, descubrirás fragmentos más grandes de la imagen general. Justo ahora, piensas que es suficiente sólo con no interactuar con tu prójimo. Sin embargo, tu deseo egoísta constantemente lo tocará. Lo tocará mucho. Querrás objetarle, contradecirlo, aplastarlo y matarlo. Habrá multitud de opciones. Entonces, comenzarás a alcanzar tu mecanismo interno en relación a la regla de “ama a tu prójimo como a ti mismo”. El prójimo no es tanto problema aquí como tu ascenso por encima de tu egoísmo hasta el grado de Bina, el estado de Jafetz Jesed (Deleitarse en la misericordia). Tu “prójimo” es tu equipo para ejercitarte, la muestra, el criterio en relación al cual puedes controlar los enfoques, las leyes y las condiciones espirituales aquí en nuestro mundo. Después de todo, debemos revelar el mundo espiritual específicamente en nuestro mundo y no más allá del horizonte. Si, la dimensión espiritual traerá nuevos parámetros con ella, pero serán revelados en las relaciones entre nosotros, entre todas las personas. Es por eso que está escrito: “Haz a los otros lo que te harías a ti si fueras ellos”. Este principio es claro para todos y cualquiera puede realizarlo. No tiene requisitos preliminares para la persona. Actúa como eres. Existe un grupo ante ti y puedes trabajar en esta condición junto con tus amigos. Deja de buscar otras cosas. No tienes otro método que lleve a la revelación del Creador. Esta es la primera condición en nuestro camino. Existe un total de dos condiciones y ambas están dirigidas hacia el “prójimo” que está ante ti. La segunda y última condición es “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
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