Lo Lishmá no en su nombre es cuándo acuerdo ser socio con el Creador. No tengo otra opción ya que después de todo quiero alcanzar todo lo que existe en el mundo. Esta es la forma en la que comienzo, como un egoísta, como todos nosotros. Pero más adelante, pierdo la esperanza de adquirir lo deseado. Si fueran adquisiciones corporales, aplicaría más esfuerzo dado que sé que este es el truco, o iría a estudiar a una universidad si fuera necesario el conocimiento, o lo robaría, pero de una forma u otra habría alcanzado lo que quería. Pero si mi meta está por encima de este mundo y quiero llegar a la raíz de mi alma, descubrir la meta de mi vida, de dónde viene y cuál es el plan para esta, entonces no seré capaz de encontrar eso en este mundo. Y es aquí que veo que no tengo opción y no podemos arreglárnoslas con nuestras propias fuerzas y así llegamos a la sabiduría de la Cabalá. Y aquí se me dice, “¿Quieres alcanzar eso? Es posible, pero para hacerlo necesitas otorgar al Creador”. Y entonces percibo al Creador como un socio, como la autoridad tributaria, donde pienso que puedo tener una ganancia para mí bajo la condición de que le destine a Él el porcentaje que merece.
Si este es Su sistema, si Él creó al mundo y estoy en este mundo como un trabajador, como un implementador, entonces está claro para mí lo que pide el Dueño. Como está escrito: “La tienda está a abierta y el dueño da crédito. El libro está abierto y la mano escribe. Y quien quiera tomar prestado puede tomar prestado”. Así subconscientemente, veo al Creador como mi socio que pedirá Su parte. Lo Lishmá, es mi acuerdo de asociación con el Creador. En realidad, me gustaría obtener toda la ganancia para mí y no compartir con nadie; me gustaría que la espiritualidad continuara como la corporalidad, con las mismas condiciones. Pero no hay opción, estoy forzado a compartir: “Dime cuánto necesitas Tú, yo estoy de acuerdo”.
Incluso si fuera el 99%, pero si me queda el 1% yo lo aprecio, entonces estoy preparado para trabajar por este. El obrero en la fábrica trabaja por un pago de 1000 dólares por mes, mientras que el dueño de la fábrica puede ganar millones. Aquí, es lo mismo. Por lo tanto, hago un acuerdo para asociarme con el Creador y esto es lo que hace cada uno de nosotros. No tenemos que mentirnos a nosotros mismos. Nuestro ego no entiende otro camino. Y aquí está la clave: ¿Cómo debo relacionarme con este socio? ¿Llevo mi egoísmo a esta sociedad con Él y divido: Eso es mío y eso es Tuyo? Algunas veces quiero tomarlo todo para mí. Algunas veces en realidad acepto darle todo a Él, pero claro, eso es bajo la condición de que yo también obtenga algo de ella. Subconscientemente esta tiene ese significado para mí, en mi acuerdo de darlo todo, en todo esto, debe haber alguna ganancia para mí. En la medida en que mi estado de Lo Lishmá me parece un estado perfecto, cuando quiero darle todo al Creador, me veo a mí mismo en mi imaginación como adherido al Creador y entonces todo lo que Él reciba será mío. Así que estoy preparado para darle a Él como a mi bebé, donde no me arrepiento de nada de lo que le doy ya que la naturaleza me obliga a sentir que es mío. Es como si fuera yo; yo mismo, e incluso más importante que yo. Ya sea que lo quiera o no, no tengo otra opción que situarme en esta especie de asociación inconsciente que beneficia al ego, como con el impuesto sobre la renta. Y si es posible ocultar de alguna manera los impuestos, entonces es claro que esto no va a funcionar con el Creador. Por lo tanto, si estamos dentro de nosotros mismos, nuestros deseos de alcanzar el otorgamiento del Creador son egoístas, son un juego “arreglado” desde el principio. Podemos estar de acuerdo en otorgar sólo por desesperación, o por falta de otra opción, o porque se espera recibir un pago. Todos quieren un socio tan poderoso que lo controla todo; es una alianza muy conveniente. Esta es la base de todas las religiones. Pero nuestra meta es reconocer la alianza egoísta en este punto y corregirla. Ya que es especialmente en este punto en el que luchamos: si mi relación con el Creador se volverá mi “poción de muerte” o el “elíxir de la vida”. ¿Iré de Lo Lishmá a Lishmá o permaneceré completamente dentro del mortal ego? Aquí está el punto crítico
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