
Estamos atravesando momentos muy difíciles en la vida de nuestro país. El problema es que hoy la gente de todo el mundo, no sólo las personas de nuestro país, no saben cómo resolver los problemas que han surgido. Sin embargo, la solución viene repentinamente en forma de gente, esto sucede en diferentes países, y ahora podemos observar esto en Israel. Nosotros aun no sabemos si esto es una epidemia de algún tipo o por el contrario, una determinada ola de bien que traerá el mundo al orden. Pero la gente, que vive en diferentes lugares del globo, siente la necesidad de salir a la calle y expresar sus deseos y esperanzas. Esto sucede porque desde hace mucho tiempo, casi sesenta años, ha habido una tendencia en todo el mundo que indica el supuesto final de toda nuestra historia: El mundo está sumergiéndose en una crisis, que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida de las personas. La gente ya no es capaz de crear una familia normal, esto lleva a multitud de divorcios, a niños que no pueden vivir con sus padres, que dejan desde muy temprana edad la casa de sus padres, y que usan drogas y alcohol. Pero la crisis no sólo se manifiesta en la unidad familiar, esta abarca la sociedad, la industria, la economía, el sistema de educación, la cultura, e incluso la ciencia. Los propios científicos están estableciendo que la ciencia ha llegado a un callejón sin salida y no puede desarrollarse más. Realmente parece haber chocado contra un muro. En el trascurso de miles de años, nos desarrollamos de una generación a otra con la suposición de que nuestros hijos tendrían una vida mejor. Sufrimos, por así decirlo, con la esperanza de que nuestros hijos fueran felices. Nuestro amor por ellos nos obligó a desarrollarnos y a trabajar duro sacrificándonos nosotros mismos. Pero ahora nada de esto existe, hoy ya no estamos convencidos de que tendrán una vida mejor que la nuestra. Por eso la gente ya no quiere tener y criar hijos: ¿Quién lo necesita y por qué? ¿Para qué nacerá este desafortunado niño, para ver esta vida complicada y sin sentido?. Y la comprensión del hecho de que no hay un significado o propósito para esta, literalmente, penetra en nuestro cerebro. No vemos una solución, no podemos encontrar una respuesta. Es como si la humanidad se ahogara en su incapacidad para moverse de alguna manera. Y el mundo entero la siente. Pero lo principal es la crisis financiera y económica debido a que la crisis común se manifiesta dentro de esta. Después de todo, la economía conecta al mundo entero en una sola red. Las relaciones industriales, comerciales, e interbancarias: Estas son las huellas de nuestros deseos y aspiraciones. En otras palabras, nuestras relaciones se miden esencialmente con dinero. ¿Qué puedes hacer? Ese es el mundo. Esta es la razón por cual la crisis en la economía es una señal especial. Al mismo tiempo revelamos que nuestro mundo se ha vuelto pequeño. Literalmente, dentro de las 24 horas, la persona puede encontrarse en el lugar más remoto, sin sentir una gran diferencia aparte de la mentalidad de la gente, a la que puede acostumbrarse gradualmente. Las cosas son aproximadamente las mismas en todas partes, cada uno está conectado con otro, la gente parece perder su individualidad. Además del hecho de que el mundo se ha vuelto pequeño, todas sus partes terminan estando estrechamente conectadas entre sí. Y eso llevó a resultados especiales: Vimos que dependemos unos de los otros. Por ejemplo, cuando algo sucede en algún lugar de Japón, el mundo entero sufre. Y lo mismo puede decirse de los EE.UU., Europa, y de cualquier otro lugar. Todos afectan mutuamente a los demás. Ni siquiera podemos imaginar lo que pasaría si los EE.UU. declararan el impago fiscal. Y, en general, ¿podemos abrigar incluso en nuestras mentes estas ideas? El Mercado Común podría desmoronarse en Europa y esto, naturalmente, afectaría a todo el mundo. En pocas palabras, vivimos en un mundo impredecible y por un lado, esto causa presión en la sociedad, pero por otro lado, las personas están volviéndose indiferentes a lo que está sucediendo, puesto que son, de todos modos, incapaces de cambiar algo. Esta indiferencia proviene de la misma conexión que existe entre todos nosotros, porque todos dependemos en gran medida los unos de los otros. Pero nosotros no construimos estas conexiones, simplemente, el mundo de repente nos encerró dentro de ellas. Este fue separado en una multitud de piezas y repentinamente se encerró, de repente nos hemos convertido en una humanidad unificada en el globo, en una familia y dependemos uno del otro. Este es un gran problema. Hoy en día los científicos, aquellos que estudian la naturaleza humana, científicos políticos y sociales, ya ven claramente que en realidad existimos en dependencia mutua total a tal punto que nadie puede escapar de ella. Los científicos comenzaron a llegar a estas conclusiones en sus estudios desde hace 50 o 60 años. Pero sólo recientemente cada uno de nosotros empezó a experimentarlas en realidad.
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