Cuando hablamos de la luz nos referimos al fenómeno que se produce en el deseo. Esto significa que quiero hacer el bien a alguien sin ningún interés personal de auto satisfacción. Mientras más me analizo, más me doy cuenta que realmente no tengo ninguna urgencia por obtener un beneficio personal. Esta es la Luz: es como si algún espíritu estuviera investido en mí y quiero otorgar, amar a otros y querer sólo el bienestar de los demás, porque con eso complazco al Creador. Cuando trabajo en un grupo, convoco la Luz que Reforma que crea en mi “cuerpo”, en mi deseo, el fenómeno llamado la Luz. Así, la Luz Circundante (Ohr Makif) influye en el deseo por lo que se puede sentir internamente el fenómeno de la luz.
Pregunta: ¿De dónde viene la Ohr Makif?
Rav: Viene de un nivel superior. No puedo recibirla dentro de mí y entonces me “rodea” prepara mi deseo, mi vasija, para entrar en esta más tarde. Esta luz está también dentro de mí, pero yo no lo siento todavía. Es como si estuviera funcionando a distancia: algo madura en mí, pero lo siento de forma indirecta, de acuerdo a los resultados. De una manera u otra, todo está dentro de la persona: todas las luces y todos los mundos, incluyendo el mundo de Ein Sof (infinito).
Pregunta: Para sentir eso ¿tengo que trabajar en un grupo?
Rav: Tienes que seguir los consejos de los Cabalistas, lo que llamamos “la fe de los sabios” y realizar sus recomendaciones. Eres llevado al grupo desde Arriba y empiezas a trabajar en este, incluso sin hacer ninguna pregunta. Sólo más tarde la cuestión del libre albedrío surge cuando comprendes lo que está ocurriendo y puedes encontrar tu camino y darte cuenta: “¡así que esto es lo que debo hacer! Debo amar a los amigos. Te acercas al trabajo mutuo y desde un “círculo de estudio” te conviertes en uno todo, adquieres un corazón y una reflexión, haces grandes esfuerzos colectivos y actúas delante de unos y otros para evocar una deficiencia en los amigos y aumentar la grandeza del Creador ante sus ojos. Luego las personas descubren “el campo que ha bendecido el Creador”. Ellos no deambulan por el campo como los hijos de Jacob, sino más bien adquieren la fuerza de José, que los reúne y los lleva a través de la tierra de Egipto hacia la tierra de Israel. Este es todo nuestro trabajo y es aquí donde comienza nuestro libre albedrío.
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