Esto es llamado “Lo Lishmá.” Piensas en otros porque sin ellos no puedes lograr nada. Es una intención egoísta ya que oras por todos los demás sólo porque no puedes arreglártelas sin ellos. Entonces, significa que en realidad estás orando por ti mismo, “Lo lishmá.” Oramos para acercarnos al Creador y al “otorgamiento.” ¿Pero nos damos cuenta claramente de lo que es el otorgamiento? Para nosotros, el otorgamiento es una sensación placentera, algún tipo de adquisición positiva, ¡un obsequio!
¿Tiene esto algo en común con el otorgamiento real? No, no lo tiene. Es una mentira, pero con una buena intención. Hasta ahora, sentimos que el ocultamiento se nos da desde Arriba para hacernos pensar en varios conceptos espirituales como si fuéramos niños pequeños. Un niño ve cada camión de la basura con deleite y piensa que es el carruaje de Dios que descendió de los cielos; considera al conductor un ángel y lo envidia. El engaño es organizado por la naturaleza para que un niño aprenda a respetar todo lo que sea más grande que él y así aprende a esforzarse y lograr el nivel superior, de otra manera no crecerá. El mismo escenario funciona con todos nosotros: Tenemos que adorar al grupo porque sólo con su ayuda podemos lograr el mundo espiritual y alcanzar el otorgamiento. Consideramos el otorgamiento como un proceso de entregar algo a nosotros, ¡en lugar de nosotros dando a los demás! Así es como vemos el otorgamiento; si no fuera por eso, hubiéramos huido hace mucho tiempo. Sin embargo, la fuerza de Arriba invierte completamente el engaño y nos lo presenta en una forma toralmente opuesta, haciendo de esa forma que esperemos un presente. Las dulces recompensas estimulan nuestro crecimiento.
Por lo tanto, nuestros conceptos actuales están equivocados; son el lado opuesto de la realidad. Es por eso que nuestro mundo es llamado “opuesto” y engañoso. Cuando avanzamos hacia la espiritualidad, nos volvemos opuestos a ella.
¿Tiene esto algo en común con el otorgamiento real? No, no lo tiene. Es una mentira, pero con una buena intención. Hasta ahora, sentimos que el ocultamiento se nos da desde Arriba para hacernos pensar en varios conceptos espirituales como si fuéramos niños pequeños. Un niño ve cada camión de la basura con deleite y piensa que es el carruaje de Dios que descendió de los cielos; considera al conductor un ángel y lo envidia. El engaño es organizado por la naturaleza para que un niño aprenda a respetar todo lo que sea más grande que él y así aprende a esforzarse y lograr el nivel superior, de otra manera no crecerá. El mismo escenario funciona con todos nosotros: Tenemos que adorar al grupo porque sólo con su ayuda podemos lograr el mundo espiritual y alcanzar el otorgamiento. Consideramos el otorgamiento como un proceso de entregar algo a nosotros, ¡en lugar de nosotros dando a los demás! Así es como vemos el otorgamiento; si no fuera por eso, hubiéramos huido hace mucho tiempo. Sin embargo, la fuerza de Arriba invierte completamente el engaño y nos lo presenta en una forma toralmente opuesta, haciendo de esa forma que esperemos un presente. Las dulces recompensas estimulan nuestro crecimiento.
Por lo tanto, nuestros conceptos actuales están equivocados; son el lado opuesto de la realidad. Es por eso que nuestro mundo es llamado “opuesto” y engañoso. Cuando avanzamos hacia la espiritualidad, nos volvemos opuestos a ella.
Pero aquellos que viven vidas normales no son considerados opuestos a la espiritualidad de ninguna manera; simplemente están separados de ella. Estamos conscientes de nuestra oposición a la espiritualidad porque nos educamos.
Tratamos de estar en control de nuestras divergencias tanto como sea posible al restringirnos. Si podemos entender dónde está la autentica verdad y dónde está el engaño y si nos arreglamos para expandir las fronteras de la santidad al renunciar a algo que nos gusta, entonces avanzamos hasta el grado de nuestros esfuerzos.
Todo depende del grado al cual somos capaces de asignar las definiciones correctas a los conceptos espirituales con el fin de comenzar a sentir el otorgamiento, en otras palabras comenzar a darnos cuenta de que para nosotros es similar a la muerte y no hay nada peor que eso.
Es incluso peor que la muerte, ya que la muerte es una desconexión completa después de la cual no hay nada en absoluto, mientras que aquí nuestras vidas nos son arrebatadas y nos hemos vuelto los esclavos del Creador; sólo nos podemos torturar de mañana a noche al trabajar duro contra vuestra voluntad; no podemos ni hacerle honor a nuestro egoísmo ni morir.
Es opuesto hasta tal punto que uno ni siquiera puede imaginarlo. La oposición se despliega solo cuando adquirimos la propiedad de Bina, la disposición a sufrir hasta que ese sufrimiento se convierta en lo opuesto de su estado opuesto: en amor.
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