Baal HaSulam, “Introducción al Estudio de las Diez Sefirot“, ítem 87: Mientras uno no haya sido recompensado con el alcance absoluto, claro y completo, el amor está por enteramente más allá de su capacidad, puesto que este depende del entendimiento del corazón y ninguna labor o coerción ayudará aquí. Obviamente, lo que te dicen y lo que tú piensas no es suficiente. A veces, la persona imagina que ya ha alcanzado el amor y la infinitud. Esto les ocurre a todos. ¿Cómo podemos saber tales ilusiones partiendo de la realidad? ¿Cómo podemos verificar si de hecho es una revelación espiritual? Revelación significa que la persona ha obtenido el atributo de otorgamiento. Ella observa y reconoce su amor por los seres creados y su grupo; ve que alcanza al Creador (es decir, el atributo de otorgamiento “investido” en ella) desde dentro, debido a la interconexión general entre sus amigos. Por lo tanto, siente que se eleva por encima del egoísmo, del deseo de recibir, al permanecer en contacto con este, pero a la vez estar por fuera de él. En este momento, ella se compone de dos partes:
·El cuerpo previo: el egoísmo, el deseo por los placeres;
.El cuerpo nuevo: el deseo de otorgar que incluye el poder de otorgar, el cual eventualmente se vuelve su alma. La persona vive en este y quiere expandirlo. Ambas partes existen como uno y no pueden vivir la una sin la otra. Estas pueden compararse con dos pesas: La persona siente que está desgarrada entre estas dos partes, dos esferas y las lleva al equilibrio. Primero, paso a paso, anula una de estas dos partes y mejora la otra. Como resultado, se da un poder adicional a la parte que queda; llega a ser más pesada y provoca una mejora adecuada de otorgamiento. Como resultado, crece la magnitud de ambas partes y la persona avanza como si diera un paso con cada uno de los pies. El deseo crece en el lado izquierdo y el otorgamiento se desarrolla en el lado derecho.Estos esfuerzos llevan a la revelación que se produce en el medio, gracias al “espesor” (Aviut) y a la pureza (Zakut) del deseo. Además, la persona comprende que con el fin de revelar algo, necesita su parte inferior, su deseo egoísta, la resistencia. Empieza a evaluar la resistencia ya que con su ayuda conecta su Aviut con el deseo de otorgar y desde las dos capas, crea una pantalla (Masaj), en la que aparecen las imágenes espirituales.
·El cuerpo previo: el egoísmo, el deseo por los placeres;
.El cuerpo nuevo: el deseo de otorgar que incluye el poder de otorgar, el cual eventualmente se vuelve su alma. La persona vive en este y quiere expandirlo. Ambas partes existen como uno y no pueden vivir la una sin la otra. Estas pueden compararse con dos pesas: La persona siente que está desgarrada entre estas dos partes, dos esferas y las lleva al equilibrio. Primero, paso a paso, anula una de estas dos partes y mejora la otra. Como resultado, se da un poder adicional a la parte que queda; llega a ser más pesada y provoca una mejora adecuada de otorgamiento. Como resultado, crece la magnitud de ambas partes y la persona avanza como si diera un paso con cada uno de los pies. El deseo crece en el lado izquierdo y el otorgamiento se desarrolla en el lado derecho.Estos esfuerzos llevan a la revelación que se produce en el medio, gracias al “espesor” (Aviut) y a la pureza (Zakut) del deseo. Además, la persona comprende que con el fin de revelar algo, necesita su parte inferior, su deseo egoísta, la resistencia. Empieza a evaluar la resistencia ya que con su ayuda conecta su Aviut con el deseo de otorgar y desde las dos capas, crea una pantalla (Masaj), en la que aparecen las imágenes espirituales.
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