
Esto se deriva naturalmente de los cambios que la persona experimenta. Nosotros no fijamos ningún límite, no exigimos que nuestros oyentes cumplan con alguna condición o convenio, excepto durante la lección. Con el fin de que la persona perciba correctamente el material que nosotros estudiamos, nos limitamos nosotros mismos sólo a un tema o a varios temas que puedan entrar dentro del tema principal de la lección. En general, hay diferentes situaciones que los participantes sienten, desde el rechazo hasta la aceptación y esto se repite intercambiándose, en oleadas. Todo esto tiene que ser estudiado y discutido. Nosotros en realidad estamos interesados en conducir las lecciones en forma de un juicio en la corte, de modo que las personas se revelen ellas mismas al máximo. Supongamos que dos personas que no se pueden verse entre ellas vengan a la lección. Ellas lo admiten y quieren aclarar su relación. De lo contrario, ellas no avanzarán y mantendrán retrasados a los demás y a su grupo. Ellas serán castigadas, por decirlo de alguna manera, en forma de una respuesta mucho más fuerte de parte de la naturaleza porque han dañado la unidad del grupo, por no ser capaces de resolver la relación entre ellas. Así que quizás bajo cierta presión de los miembros del grupo (dependiendo de la clase de descenso en la que ellas se encuentran), comienzan las aclaraciones. Nos agrada mucho cuando nos encontramos con tales casos, en los que todo esto puede descifrarse, investigarse y corregirse.
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