¿Qué sucede con nuestra parte de la información cuando el cuerpo muere? Esta puede ser transferida a cualquier otro portador. Puede existir por separado, no sólo como parte de una sustancia biológica, sino en cualquier forma. ¡Eso es la información! La información puede ser transferida desde un soporte electrónico a un archivo impreso, visual o de audio. La información por sí misma no tiene portador, sino que este se requiere para poder percibirla. Así, en este caso, si nosotros queremos obtener una mayor información, nuestro mensajero tiene que ser el atributo de otorgamiento, y no la propiedad de recepción. La propiedad egoísta de recepción nos limita. Nosotros sólo podemos absorber algo que entra en nuestros sentidos y sólo dentro de un rango específico: visual, auditivo, sensorial, y así sucesivamente, lo cual depende de nuestros sentidos, de la sensibilidad y resolución de ellos. En nuestro mundo, creamos dispositivos auxiliares con el fin de aumentar nuestra capacidad de ver más lejos y más profundo. Pero eso no nos ayuda en realidad, dado que solo ampliamos los mismos cinco sentidos. En realidad, existe una enorme cantidad de información que nos rodea, la cual no somos capaces de percibir y ni siquiera sabemos qué es.
Con el fin de adquirir esta habilidad, tratamos de salir de nosotros mismos, de no estar limitados por nuestros cuerpos. Esto nos da una oportunidad de alcanzar un estado en el que sentimos que estamos por fuera del cuerpo mientras seguimos viviendo en este mundo, es decir, lo percibimos todo a través de nuestro cuerpo físico, de nuestro organismo animal. Es como si ya no viviéramos en él, lo cual se asemeja a un estado en el que la persona muere.
Básicamente, cuando el cuerpo (nuestro egoísmo bestial) muere, nosotros sentimos algo diferente. No tenemos que morir, pero podemos neutralizar nuestro egoísmo y empezar a sentir algo diferente, un nivel más alto, gracias a la reorientación de nosotros mismos pasando de nuestros deseos egoístas a una percepción integral de la naturaleza. Las personas que pasaron por estos estados los describen y dan una metodología específica de cómo hacerlo.
Millones de personas que sienten las limitaciones de nuestra percepción de este mundo y la necesidad de comprender el significado de nuestra existencia, se esfuerzan para alcanzar este estado. Además, estas no son solo algunas necesidades cognitivas filosóficas o científicas puras. Ellas lo sienten por dentro, desde un sentimiento de gran depresión, al estar cansadas de la vida, porque como resultado de los muchos ciclos de vida, llegan a las preguntas: “¡¿Por qué existimos? ¿Cada día luchamos sólo para sobrevivir? ¿Es éste el propósito de toda la creación?!”. Entonces nos vemos como las criaturas defectuosas más pequeñas, que sólo se preocupan por mantener cómodos a sus animales. ¿De esto se trata todo? Mientras que el cuerpo exista, yo sólo pienso en él. Si empiezo a separarme, a separar mi “yo” de este cuerpo, entonces realmente, ¿con qué estará ocupado este “yo” toda su vida? Sólo con el cuidado de la bestia. Hoy en día está ocurriendo una separación gradual de nuestro “yo” del cuerpo bestial. La persona (el “yo”) empieza a sentir que ella no quiere obedecer a su cuerpo y ser su esclava. Por lo tanto las personas están deprimidas, están buscando algo, toman drogas, no saben qué hacer con sus vidas, o se suicidan. Como resultado de ello, entramos en una crisis muy grave. No queremos crear una familia ni tener hijos. No vemos ningún sentido en eso. Al final, si yo tengo que vivir para mantener cómodo a este animal, ¿por qué necesito algo más?, ¡yo sólo pensaré en eso! Así, la persona incluso empieza a retroceder.
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