Baal HaSulam, “Introducción al Estudio de las Diez Sefirot“, ítem 130: A ellos se les concede la sensación de Su Providencia en la forma del primer grado de revelación del rostro, llamado “arrepentimiento por temor”, son considerados intermedios. Esto se debe a que sus emociones están divididas en dos partes, llamadas los “dos platillos de la balanza”. Desde el momento antes de que fueran galardonados con el arrepentimiento previo, todos permanecen de pie y esto es llamado “una escala de pecado”. Y la escala de mérito es establecida y garantizada para ellos desde el momento del arrepentimiento en adelante, el tiempo de arrepentimiento permanece “entre” el mérito y el pecado, por lo tanto ellos estos son llamados “intermedios”.
No se trata de periodos de tiempo, sino de la realidad presente. Hasta alcanzar este nivel, la persona descubre en sus atributos presentes que ha pecado en parte y que tiene méritos en parte. En otras palabras, aún hay partes corregidas y corruptas en ella. El criterio aquí, por supuesto, es la conexión con los demás y con el Creador. Al mismo tiempo, la persona está inmersa en un estado de Jafetz Jesed: No puede hacer ningún mal al otro, pero tampoco ha hecho ningún bien al otro. Entonces es como si estuviera en la mitad de la vida, habiendo neutralizado el mal en ella, pero sin volverse aún hacia el bien.
Pregunta: ¿Podemos establecer el alcance de este estado “intermedio” como nuestra meta?
Rav: ¿Por qué conformarse con la mitad? Tú debes imaginarte el estado de justo completo. Si estás pidiendo algo, pide hasta el máximo: el final de la corrección. Si quieres encontrarte al final de la corrección, escasamente tendrás éxito en alcanzar el próximo nivel. Esto se debe a que por el momento tú no puedes imaginar más que su parte posterior corrupta. Este es el límite de tu imaginación ya que no tienes otro modelo. Entonces ve todo el camino deseando el otorgamiento máximo, y por medio de eso adquirirás la similitud mínima hacia el AHP del superior. Pero si sólo pides la mitad, esto no es otorgamiento sino mezquindad. En el otorgamiento no hay cálculos por parte de la totalidad. En el otorgamiento estás buscando qué más puedes añadir, cómo participar lo más que puedes. En este sentido las leyes espirituales son simples. Yo anhelo el final de la corrección y quiero que todos mis deseos y pensamientos estén dirigidos hacia el otorgamiento a los demás. Esto es lo que pido. No puede haber camino parcial en el atributo de otorgamiento. Al pedir la mitad, estoy haciendo un cálculo egoísta y esto ya no es otorgamiento. Después de todo, un intento secreto de beneficio personal también está necesariamente presente en la “mitad altruista”. Es imposible limitar el otorgamiento. Por consiguiente, el curso siempre debería establecerse hacia el final de la meta y no hacia las fases intermedias. En todo lo que hacemos, desde este mundo hasta el mundo del Infinito, hay en total diez Sefirot, pero de una forma minimizada. Estamos en un cuadro holográfico, en el cual cada parte contiene la totalidad. Por consiguiente, aquí no es correcto hacer un cálculo parcial. Tienes que hacer todo lo que esté en tu poder, todo lo que dependa de ti y entonces alcanzarás el próximo nivel. Ahora estás enfrentando el AHP del superior y esto es lo único que puedes imaginar como algo infinito. Es lo mismo con los niños pequeños que no pueden tomar un ejemplo de un adulto. Un niño de cinco años ve a uno de ocho como “Dios” y quiere ser como él. Hay algo a lo que puede “aferrarse”, razona dentro de él. Rabash dio el mismo ejemplo de una chica que está más interesada en jugar con una muñeca que con un bebé real. Entonces no trates de minimizar la meta a las medidas “aceptadas”. Incluso si anhelas lo máximo, alcanzarás al superior.
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