No existe nada sino las relaciones entre nosotros, relaciones de recepción y otorgamiento. El resultado de esas relaciones debe ser traer contento al Creador. El Partzufim superior coopera: Abba e Ima y ZON llevan a cabo infinitas acciones diferentes, las Reshimot (reminiscencias) cambian, pero lo principal es la intención de la persona que opera todo este sistema.
Antes de que lo opere todo en ello está muerto, inanimado. Entonces una persona viene y lo primero que hace es eliminar las espinas secas del viñedo, lo que significa que corta y se para el “corazón de piedra” que no puede ser corregido. Entonces comienza a trabajar con todo el resto. Antes de eso, todo el sistema está en reposo y una persona lo opera de acuerdo a su esfuerzo: él “presiona el pedal” quiere que el sistema trabaje con el fin de otorgar. Existe una mesa dispuesta ante mí y gradualmente tengo que tomar todo lo que está en ella y disfrutar los refrigerios para traer contento al anfitrión. Entonces reviso mis vasijas y veo que hay vasijas de recepción. No debo recibir ni un gramo de placer en ellas. Primero debo restringirme. Si el anfitrión es importante para mí, no disfrutaré por mi bien, sino que sólo quiero disfrutar por su bien. ¿Pero cómo puedo otorgarle, dónde encuentro el poder de hacerlo? Comienzo a buscar diferentes métodos y consejos, y eventualmente llego a la petición. Para recibir tal poder, el Creador debe ser revelado a mí como el que otorga, y entonces Él me revela Su grandeza y Su importancia. Pero cuando el poder de otorgamiento llega a una persona, no lo gobierna, sino de acuerdo a la petición de la persona, sólo gobierna sus deseos de recibir. Estoy hecho de este deseo de recibir, ¿entonces cuán real puede ser mi petición para que el poder del otorgamiento gobierne sobre mí? Puedo gritar por siempre, pero serán sólo lágrimas vacías porque no sé qué pedir. Es como un bebé que llora muy fuerte, pero nadie le da lo que quiere. Estamos enojados por no recibir la revelación espiritual, justo como bebés. Debo saber exactamente qué pedir. Si sé qué pedir, cómo pedir, y por qué razón, entonces mi petición será efectiva ¿cómo puedo activar el atributo de otorgamiento? Primero tengo que adquirir su importancia. Esto significa que estoy pidiendo al Creador Su revelación. No le estoy pidiendo disfrutarlo a Él, sino sólo alcanzar la grandeza del otorgamiento: “¡Déjame respetarte!” Esta es la petición final. No es para sentirme bien y recibir placer. Sólo quiero respetarlo a Él sin tomarme a mí mismo en cuenta. Podemos recibir y demandar esta necesidad del entorno. Esta petición no debe ser presentada en palabras, en un furioso discurso, o un telegrama cuidadosamente escrito. Es revelado en el corazón, rompe los muros del corazón y se derrama. Lo pido no para disfrutar la sensación de que otorgo, de que soy grande e igual al Creador. Quiero adquirir el atributo de otorgamiento en sí y reviso mi intención para mejorar mi actitud hacia os amigos. Entonces entenderé lo que escriben los cabalistas y seré conscientemente incluido en lo que sucede en Maljut de Atzilut. Todas esas cosas tienen lugar en una manera clara y clarificada dentro de mí de acuerdo al proceso en que los cabalistas lo describen y revelan en pequeñas porciones una tras otra. Estamos muy cerca de eso.
Antes de que lo opere todo en ello está muerto, inanimado. Entonces una persona viene y lo primero que hace es eliminar las espinas secas del viñedo, lo que significa que corta y se para el “corazón de piedra” que no puede ser corregido. Entonces comienza a trabajar con todo el resto. Antes de eso, todo el sistema está en reposo y una persona lo opera de acuerdo a su esfuerzo: él “presiona el pedal” quiere que el sistema trabaje con el fin de otorgar. Existe una mesa dispuesta ante mí y gradualmente tengo que tomar todo lo que está en ella y disfrutar los refrigerios para traer contento al anfitrión. Entonces reviso mis vasijas y veo que hay vasijas de recepción. No debo recibir ni un gramo de placer en ellas. Primero debo restringirme. Si el anfitrión es importante para mí, no disfrutaré por mi bien, sino que sólo quiero disfrutar por su bien. ¿Pero cómo puedo otorgarle, dónde encuentro el poder de hacerlo? Comienzo a buscar diferentes métodos y consejos, y eventualmente llego a la petición. Para recibir tal poder, el Creador debe ser revelado a mí como el que otorga, y entonces Él me revela Su grandeza y Su importancia. Pero cuando el poder de otorgamiento llega a una persona, no lo gobierna, sino de acuerdo a la petición de la persona, sólo gobierna sus deseos de recibir. Estoy hecho de este deseo de recibir, ¿entonces cuán real puede ser mi petición para que el poder del otorgamiento gobierne sobre mí? Puedo gritar por siempre, pero serán sólo lágrimas vacías porque no sé qué pedir. Es como un bebé que llora muy fuerte, pero nadie le da lo que quiere. Estamos enojados por no recibir la revelación espiritual, justo como bebés. Debo saber exactamente qué pedir. Si sé qué pedir, cómo pedir, y por qué razón, entonces mi petición será efectiva ¿cómo puedo activar el atributo de otorgamiento? Primero tengo que adquirir su importancia. Esto significa que estoy pidiendo al Creador Su revelación. No le estoy pidiendo disfrutarlo a Él, sino sólo alcanzar la grandeza del otorgamiento: “¡Déjame respetarte!” Esta es la petición final. No es para sentirme bien y recibir placer. Sólo quiero respetarlo a Él sin tomarme a mí mismo en cuenta. Podemos recibir y demandar esta necesidad del entorno. Esta petición no debe ser presentada en palabras, en un furioso discurso, o un telegrama cuidadosamente escrito. Es revelado en el corazón, rompe los muros del corazón y se derrama. Lo pido no para disfrutar la sensación de que otorgo, de que soy grande e igual al Creador. Quiero adquirir el atributo de otorgamiento en sí y reviso mi intención para mejorar mi actitud hacia os amigos. Entonces entenderé lo que escriben los cabalistas y seré conscientemente incluido en lo que sucede en Maljut de Atzilut. Todas esas cosas tienen lugar en una manera clara y clarificada dentro de mí de acuerdo al proceso en que los cabalistas lo describen y revelan en pequeñas porciones una tras otra. Estamos muy cerca de eso.
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