Baal HaSulam, en la “Introducción al Libro del Zóhar”, ítem 19: toda está agonía se siente sólo por la Klipá de nuestro cuerpo, creada sólo para perecer y ser enterrada. Esto nos enseña que el deseo de recibir para sí mismo fue creado sólo para que sea erradicado, para que sea suprimido del mundo
y que se convierta en un deseo de otorgar. Los dolores que sufrimos
no son sino los descubrimientos de su insignificancia y de lo malo que
hay en él. Estamos confinados a una “jaula” llamada este mundo que es toda
aflicción. Por otro lado, todos los 125 peldaños espirituales sobre los
que continuamente obtenemos una intención altruista (Lishmá)
al trabajarlos en las tres líneas, nos revelan “el Bien que hace el
Bien”. Por lo tanto, nuestro estado actual y este mundo son
“inexistentes” en el sentido espiritual de la palabra, ya que una
verdadera “existencia” significa similitud con el Creador, la intención
de otorgar. Cuando nosotros anulamos los límites de este mundo y nos
elevamos por encima de ellos, entramos en el reino donde si existe “el
Bien que hace el Bien”. No hace falta decir que este trabajo contiene varias “sorpresas” que son de una naturaleza
muy desagradable. Cada vez encontramos de repente cosas malvadas en
nosotros mismos. Sucede así porque esto nos da la oportunidad de
corregir el mal dentro de nosotros. Todo nuestro camino se trata de la corrección de las vasijas quebradas.
Sin embargo, en este mundo nosotros no corregimos nada, sino que
estamos apenas en un período de preparación. Sólo al terminarlo nos
acercamos a una corrección real y encontramos las respuestas a nuestras
preguntas: “¿Por qué”, “para qué” y “cómo” debemos implementar este
conocimiento? Sin embargo, no vamos a entender las respuestas a través
de nuestro intelecto actual, ya que en el plano espiritual, todas las
aclaraciones se realizan en un orden inverso.
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