Nuestros cuerpos desaparecen, existe sólo el deseo que siente el
placer de la conexión y no se desgarra. Todas las partes no sólo quieren
unirse sino que ya se han adherido a las demás y se han disuelto en la unidad general, después de haberse convertido en un material homogéneo completamente uniforme. Todas las características y diferencias
desaparecen en él porque nos complementamos tanto que nos convertimos en
una sola unidad, tanto, que no me importa de quién son estas manos,
estos pies, éste cerebro, esta espalda. Todo es colectivo como la imagen
de una persona. Nosotros comenzamos a sentir fuerza dentro de esta
unidad que revive esa imagen general que hemos construido, la cual es
llamada el ser humano, Adam. Esta fuerza que vivifica se llama el Creador. Nosotros tenemos que esforzarnos por
esta y vivir en ella todo el tiempo. Cada momento tenemos que buscar
cómo fortalecer esta forma en la que llegamos a amar al Creador a través
del amor a los amigos. Si, por un momento, yo dejo esta búsqueda y no
refuerzo este estado, caigo inmediatamente. No lo sentiré esto de
inmediato, pero no hay duda de que caigo. Podemos movernos sólo en una
dirección u otra. No hay estados fijos en la espiritualidad. No piensen
que ustedes pueden parar y descansar. Ya sea que lo quieran o no, en el
mundo espiritual, es necesario sentir hacia dónde se dirigen a cada
segundo: hacia la unidad conjuntamente con todos o en la dirección
opuesta. Es una o la otra. Aquí se requiere que temblemos de miedo,
el cual es el primer mandamiento y sin la cual ustedes no pueden
siquiera aspirar a avanzar un poco. Si algún objetivo material en este
mundo me obliga a cambiar de dirección, a pensar que el grupo,
la conexión con el Creador nos va a ayudará llevar a cabo esta tarea
material, entonces ya es buena porque cambia mi dirección. Al menos, no me dirijo hacia un interés
personal, sino hacia algo colectivo, junto con todos. Esto ya nos obliga
a recordar que necesitamos al Creador, porque sin Él, no tendremos
éxito. Si esto no existe, entonces deberán
enviársenos golpes más fuertes para que sintamos nuestra impotencia, lo
mismo que al mundo entero, y nosotros estamos obligados a recordar que
sólo el Creador puede ayudarnos. Nadie más puede hacerlo. Lo más
importante es cambiar de dirección. Tan pronto como hacemos esto, comenzamos a trabajar en la dirección correcta de la unidad, aclarando
qué y por qué necesitamos esta conexión, inmediatamente cambiamos la
meta y los medios. En primer lugar, necesitamos al Creador
para ser exitosos en la consecución los diversos objetivos externos,
ahora entendemos que los objetivos externos fueron colocados
intencionalmente frente a nosotros con el fin de asustarnos y obligarnos
a recordar al Creador. Por lo tanto, nosotros somos despertados sobre
la base de un simple egoísmo psicológico.
Por el momento, se trata de un enfoque
puramente egoísta, pero este nos enseña a no salir de la “santidad”.
Después de todo, hay santidad incluso en esta conexión.
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