Dr: Laitman Esto se debe a que las personas carecen de un incentivo e impulso por algo y entonces se dispersan. Si hace 20 o 30 años o incluso diez años
era posible unir a un colectivo en un grupo, hoy es muy difícil, ya que
las personas no tienen un incentivo para trabajar ¿Para qué? ¿Por qué?
¿Con qué propósito? No podemos encenderlos al construir un edificio, un
partido, ni con nada en particular. La humanidad
ha abortado todos sus programas ¿Dónde desapareció el anhelo de
conquistar el espacio? No queda nada. Todo está concentrado sólo en
arrebatar algo, robar, estar aislado y lejos de la civilización y
relajarse tomando el sol. Las personas no tienen ninguna motivación
especialmente cuando hablamos de asuntos serios como esos. Hubo un tiempo en el que las personas
eran estimuladas por las grandes ideas, trataban de materializarlas para
ellos mismos, para sus hijos, para la patria. Hoy todas las fronteras
han sido abiertas; la relación que tiene la persona con el lugar donde
vive es en esencia una relación de consumo. Así es con respecto a esta
nación y a su pueblo también. Nos hemos dispersado por la tierra, las
fronteras previas se han ido. El concepto de familia también ha
desaparecido, se ha roto. Los padres no tienen ninguna responsabilidad
con sus hijos y los hijos no tienen ninguna responsabilidad con sus
padres. En el mejor de los casos, los hijos ponen a sus padres en casas
de reposo. Los padres reaccionan tranquilamente hacia la partida de
sus hijos y el hecho de vivir una vida de reclusión. El marco
tradicional de una familia, de un colectivo, de una región, una nación,
etc. ha colapsado. Nada sigue siendo sagrado para la persona, es decir
que los ideales por los que valía la pena vivir, trabajar, competir con
alguien y lograr algo han desaparecido.
Este tipo de falta de motivación
comenzó a descubrirse en el siglo 20, pero aún era débil. A pesar de
todo eso, de alguna manera se las arreglaban para finalizar las cosas al
construir un partido, o a través del miedo como en los tiempos de
Stalin, o a través de lavado de cerebro como con Hitler. Pero esto
podría suceder en casos aislados, por corto tiempo y con personas en
particular. Pero hoy, al viajar grandes distancias por todo el mundo, visitando naciones, sociedades y civilizaciones, veo que todo ha dejado de funcionar. Lo único que puede aguijonear a la
persona y darle un incentivo, es el llenado que obtiene al trabajar
directamente en un colectivo en el que él siente específicamente, a
través de la unidad con otros, que encuentra cierto tipo de serenidad y
reposo. Pero para esto, es necesario construir,
conectar y hacer surgir un colectivo en este tipo de forma, mostrarles a
las personas cómo pueden comenzar a obtener la magia que hay en la
vida a través de la cooperación y el apoyo mutuo. Al crear una sociedad
pequeña, artificial, ellas obtendrán una sensación de vida, dominio,
interconexión, compañerismo, preocupación y amor.
Si creamos todo esto en un colectivo
entonces las personas no se irán a ningún lado. Vendrán una, otra vez y
querrán trabajar específicamente para esto. No para alcanzar las metas
que requieren de ellas los directivos y patrones, sino porque cuando
trabajan así se sienten vivas, sienten que existen, que se encuentran en
un estado elevado por encima de nuestra vida diaria común.
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