Obstáculos útiles
Publicado en Marzo 25, 2011 a las 1:00 am
En el camino revelamos varias fallas y así debe ser. Sin embargo, es un asunto completamente diferente cuando soy capaz de aceptar con conocimiento en virtud de mi preparación y del apoyo que recibo del entorno. Entonces, veré las fallas como una especie de ejercicio. Y un ejercicio ya no es una mala cosa.
Cuando encuentro un problema, no entro en pánico, ni me siento débil y confuso. Por el contrario, sé que me ha sido dado este problema para superarlo y recibir una recompensa. No me lleva a caer ni me corta del camino hacia la bondad.
Todo el asunto yace en la preparación, que me permite ver todo como una oportunidad para el avance, en vez de una avalancha de problemas de los cuales queremos huir o incluso terminar con nuestras propias vidas.
Enfocarnos hacia la meta lo decide todo. Si estoy en un entorno cuidadoso, entonces “me lava el cerebro” y me explica que todos los defectos son revelados como ejercicios para la persona que desea crecer. Entonces yo los utilizo para avanzar. Por otra parte, estoy contento por los defectos que se revelan.
Y viceversa, sin la educación adecuada, sin el apoyo y la ayuda del entorno, no puedo corregir y convertir cada defecto en un trampolín para lanzarme hacia adelante. En lugar de esto, estoy siempre inmerso en el mal.
En este sentido la humanidad se enfrenta a la libre elección: ¿Cómo aceptar todo lo que se revela en el camino? Si reconozco los problemas por adelantado, si preparo un entorno para mí y deseo avanzar hacia adelante, entonces las fallas se revelan suavemente. Yo ya las entiendo, estoy listo para ellas, y las acepto como signos de avance.
Pregunta: ¿De qué defectos está hablando? ¿Sobre la realización del mal en el interior de uno mismo, o sobre los tsunamis y otros desastres naturales?
Respuesta: Si te preparas, ya no necesitas un tsunami. Entonces, las faltas no serán problema para ti, sino retos. No habrá problemas sin resolver, sino tareas. Del mismo modo, un niño diligente no necesita medidas estrictas. En vez de eso le permitimos armar un Lego o un rompecabezas, y así sucesivamente. Él no recibe una vida difícil de nosotros, sino los ejercicios que le gustan a él. Incluso si le hacen sudar un poco, también le dan placer.
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