Por lo general, es habitual que las diferentes naciones celebren fiestas como una forma de honrar ciertos acontecimientos históricos que tuvieron lugar en este mundo.
Pero puesto que la nación de Israel, una vez separada de las otras naciones, lleva a cabo una misión especial, realizar la corrección de la naturaleza humana sobre sí misma y después de llevar a toda la humanidad a esto, sus festividades, por lo tanto, tienen un significado especial relacionado con esto.
El rollo (Meguilát) de Ester, que está dedicado a Purim y que habla de Mordejái, el rey Ajashverósh (Asuero), la reina Ester que salvó a los Judíos de la destrucción después de que el malvado Amán planeaba matarlos, mostrándonos en realidad cómo alcanzar esa meta. Por eso está escrito que todas las fiestas serán canceladas en el futuro con excepción de la festividad de Purim porque en esa festividad, en ese nivel, brilla la más grande Luz, que incluye todos los niveles anteriores.
Todas las festividades de la nación de Israel son símbolos de estados especiales en la escalera de los niveles espirituales que ascendemos desde este mundo al mundo del Infinito, alcanzando cada vez una mayor equivalencia con el Creador a través del otorgamiento, el amor y la unificación entre nosotros. Por lo tanto, cada nivel superior incluye como sus partes constituyentes todos los niveles inferiores. Purim, el nivel más alto, obviamente, incluye todos los anteriores y más pequeños niveles que son cancelados ante él y entran en él.
Al final, no permanece ni una sola festividad, además de la festividad de Purim. ¿Cómo alcanzamos esta festividad? Todo nuestro trabajo se basa en elevar una oración (MAN) por la unificación y el amor entre nosotros, que estamos tratando de alcanzar. Todo nuestro trabajo está dedicado a la corrección de la división. Al principio tenemos que unirnos en el nivel de “otorgar por el bien de otorgar”, lo cual significa la cualidad de Mordejái. Cuando alcancemos “la puerta del rey” (como nos cuenta la historia de Mordejái, quien se sentó junto a la puerta del rey), allí nos encontramos con nuestro Amán, el deseo egoísta enorme y horrible que se nos revela. Entonces tenemos que corregirlo y recibir la Luz dentro de sus Kelím con la intención de Mordejái, “por el bien de otorgar”.
Así es como uno puede recibir la Luz de Mordejái en el Kelím de Amán y alcanzar el final de la corrección (Gmár Tikún). Tenemos que tener la fuerza, la “vasija espiritual” a partir de nuestra naturaleza, de nuestro deseo egoísta y añadir a estos deseos de la intención “por el bien de otorgar” para que comience a regirnos, “ensillar el deseo“, como Mordejái que cabalga sobre un caballo.
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