Opinión: (Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, presidente de Roubini Global Economics, co-autor del libro Crisis Economics): “Vivimos en un mundo en el cual, en teoría, la economía mundial y la gestión política están en manos del G-20. En la práctica, sin embargo, no hay un liderazgo global sino desorden severo y desacuerdo entre los miembros del G-20 sobre la política monetaria y fiscal, los tipos cambio y los desequilibrios globales, el cambio climático, el comercio, la estabilidad financiera, el sistema monetario internacional, y la energía, los alimentos y la seguridad global. De hecho, las grandes potencias ahora ven estos temas como juegos de suma de ceros en lugar de juegos de suma positiva. El nuestro es, en esencia, un mundo G-cero, “Hay varias razones por las cuales el mundo G-20 se ha convertido en un mundo G-cero. En primer lugar, cuando la discusión va más allá de los principios genéricos en propuestas de políticas detalladas, es mucho más difícil llegar a acuerdos claros entre los 20 negociadores que entre los siete. “En segundo lugar, los líderes del G-7 comparten la creencia en el poder del libre mercado para generar prosperidad a largo plazo y en la importancia de la democracia para la estabilidad política y la justicia social. El G-20, por otro lado, incluye a los gobiernos autocráticos con diferentes puntos de vista sobre el papel del estado en la economía, y en el estado de derecho, los derechos de propiedad, la transparencia y la libertad de expresión. “En tercer lugar, las potencias occidentales ahora carecen de consenso político interno y de recursos financieros para avanzar en una agenda internacional. “Finalmente, las potencias emergentes como China, India y Brasil están demasiado centradas en el manejo de la siguiente etapa de su desarrollo interno para encargarse de los gastos financieros y políticos que vienen con nuevas responsabilidades internacionales. “Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ningún país o alianza fuerte de países tiene la voluntad política ni el poder económico para lograr sus objetivos en el escenario mundial. Este vacío puede alentar, como en anteriores períodos históricos, la ambiciosa y agresiva búsqueda de su beneficio propio. “En un mundo así, la ausencia de un alto nivel de acuerdo sobre la creación de un nuevo sistema de seguridad colectiva, centrado tanto en la economía como en el poder militar, no es sólo irresponsable, sino peligroso. Un mundo G-cero sin el liderazgo y la cooperación multilateral es un equilibrio inestable para la prosperidad y la seguridad económica mundial”.
Mi comentario: Para gestionar, uno debe entender las causas del estado presente y las metas del futuro. Los miembros del G-20 no tienen ni la una ni la otra. Para administrar el mundo interconectado de manera integral, no debemos ser egoístas, individualistas, sino que debemos tener las mismas cualidades integrales del mundo de hoy. Entonces, es posible sentir al mundo como una parte integral y administrarlo. Hoy en día, todos necesitan educación integral, y los gobiernos la necesitan en primer lugar.
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