
El colectivo y el individuo son la misma cosa. Y no hay nada negativo en la esclavización del individuo por la colectividad porque la libertad del colectivo y la libertad de la persona son una misma cosa. Y dado que comparten el bien, también comparten la libertad. Por lo tanto, los buenos y malos atributos, las buenas y las malas acciones se evalúan sólo en función del beneficio del público. Lo anterior se aplica a aquellos que no reciben más de lo que se merece. Pero si una parte del colectivo no se comporta en consecuencia, resulta que no sólo dañan al colectivo, sino que ellos también se ven perjudicados. El remanente, el lugar que necesita corrección, es que todos y cada uno tienen que entender que su propio beneficio y el beneficio de la colectividad son una y la misma cosa. En ello, el mundo llegará a su corrección completa.
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